El presidente Gustavo Petro volverá a recurrir a la herramienta del decreto de emergencia económica y sanitaria: su intención es conseguir recursos para hacerle frente a un brote de fiebre amarilla que empezó a propagarse por el departamento del Tolima y que, según él, podría llegar a Bogotá. La medida todavía no está en firme y los expertos ya cuestionan su eficacia.
“Me preocupa que en Bogotá el Distrito no ha querido configurar los equipos básicos de salud que son imprescindibles para hacer una vacunación rápida en toda la ciudad. La rapidez de la vacuna es la clave”, señaló el jefe de Estado en su cuenta de X.
El mandatario aseguró que la fiebre amarilla tiene una mortalidad del 50% y que se han identificado 74 casos, de los cuales han muerto 32 personas, la mayoría de ellos en Tolima. Sin embargo, el temor de que la fiebre se expanda a Bogotá es infundado.
“No busque las llaves perdidas en Bogotá solo porque acá si hay luz. Bogotá no es endémica para fiebre amarilla y aún así en el marco de la protección de su población hemos acelerado la vacunación de todas las enfermedades inmunoprevenibles incluyendo fiebre amarilla”, señaló Gerson Bermont, secretario de Salud de Bogotá, en respuesta al presidente.
Julián Fernández Niño, doctor en epidemiología, explicó que debido a la altura sobre el nivel del mar y la temperatura de la capital, no es factible que exista la transmisión de la fiebre amarilla. Añadió que la razón por la que esta vacuna se aplica en esta ciudad es para proteger a personas que hacen tránsito, a los viajeros y a los migrantes internacionales.
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“Para controlar la fiebre amarilla hay que vacunar en áreas endémicas, en áreas que tienen las condiciones ambientales. Es ahí que corta la cadena de transmisión porque allí es donde pica el mosquito”, añadió el experto.
Entre enero y el 14 de abril de este año se han vacunado en Bogotá 68.817 personas contra la fiebre amarilla. De acuerdo con la Secretaría de Salud, representa un 26% más frente al mismo periodo de 2024.
El secretario Bermont advirtió que la fiebre amarilla no se combate con un decreto de emergencia económica y afirmó que el Instituto Nacional de Salud quedó “desmantelado” de equipos técnicos.
“Eso no lo resuelve con plata, lo resuelve solo con respeto de ls capacidades técnicas y científicas fuera de elementos ideológicos. Escuche a los técnicos, no a los activistas”, añadió Bermont.
Petro, de otro lado, aprovechó su extenso mensaje para repartir la culpa entre sus opositores y a la no aprobación de la reforma a la Salud.
“La gobernadora del Tolima (Adriana Matiz) no nos ha ayudado, y no ha girado dineros de la gobernación para ayudar a detener el virus (...) La inexistencia de prevención es nuestra principal debilidad. Por eso era nuestra principal prioridad en la reforma a la salud no aprobada”, remató el presidente.
La gobernadora Matiz afirmó que desde noviembre del año pasado en el departamento del Tolima se decretó la emergencia pública por la fiebre amarilla y que, además, desde octubre venían realizando un puesto de mando unificado para estos temas con el Ministerio de Salud.