El auge de candidaturas por firmas evidencia una estrategia creciente de medición electoral y campaña anticipada, con alertas por falta de controles y topes. Ya venció el plazo para entregar las rúbricas.
Si bien más de 90 grupos significativos de ciudadanos postularon sus candidaturas para las elecciones presidenciales, este jueves se conoció que apenas 22 cumplieron la meta y entregaron las firmas buscando validar su aspiración de cara a 2026.
Según cifras de la Registraduría, entre los movimientos que entregaron las rúbricas se cuentan las más de 4.8 millones que entregó Abelardo de la Espriella, seguido del exgobernador de Magdalena Carlos Caicedo, que presentó con 2.6 millones, y el exministro del Gobierno de Gustavo Petro, Mauricio Lizcano, quien entregó alrededor de 1.8 millones de firmas.
En el ramillete de candidatos que presentaron las rúbricas se cuentan también Héctor Olimpo Espinosa que, aunque entregó más de 1.6 millones, finalmente decidió lanzarse al Senado; el exministro del Gobierno de Iván Duque, Daniel Palacios, el exsenador David Luna (Cambio Radical), Vicky Dávila y la exalcaldesa Claudia López, todos con 1.3 millones de firmas.
Tanto el exembajador Luis Gilberto Murillo como Santiago Botero entregaron 1.2 millones. Otros candidatos que radicaron las rúbricas fueron el exministro del Gobierno de Juan Manuel Santos, Mauricio Cárdenas, que proporcionó 1.1 millones. Se suman cuentan también la abogada Sonra Macollins (1 millón) y el exdefensor del Pueblo, Leonardo Huerta (1 millón de firmas).
Cumplido el plazo para la recepción de las rúbricas, la Registraduría tendrá la tarea ahora de verificar la validez de un mínimo de 635.216 firmas. Este número equivale al 3% de los votos válidos obtenidos en la primera vuelta presidencial de 2022, cuando se registraron 21’173.842 votos.
“La Registraduría Nacional del Estado Civil tendrá que verificar cerca de 59 millones de firmas hasta el 21 de enero de 2026, con el fin de determinar cuántos GSC cumplen los requisitos establecidos en la Ley 996 de 2005”, explicó el organismo.
En poco menos de cuatro años, entre las elecciones presidenciales de 2022 y lo que va del calendario electoral de cara a 2026, el número de movimientos que ha apostado por la recolección de firmas para avalar candidaturas se disparó un 75 %.
Según la Registraduría, la inscripción de grupos significativos de ciudadanos –como se conocen formalmente– fue de 91; es decir, 39 movimientos más frente a 2022, cuando se contaban 52.
Se trata de una tendencia creciente: mientras en 2010 hubo apenas dos movimientos de recolección de firmas para llegar a la Presidencia, en 2014 se inscribieron 14 y en 2018 se llegó hasta 45 comités. Incluso, en búsqueda de llegar al Congreso a través de firmas, la Registraduría contabilizó 79 comités registrados para estos comicios: 35 para Senado y 44 a Cámara de Representantes.
“Para estos comicios, el número de comités inscritos superó ampliamente el de las anteriores elecciones presidenciales siendo la cifra más alta registrada desde la creación del mecanismo de inscripción por firmas”, alertó la Registraduría.
Aunque se trata de una figura pensada para que ciudadanos puedan abrirse espacio en la política sin necesidad de acudir a los partidos, se ha convertido también en una forma de hacer campaña anticipada en la que, entre otras, no hay topes de financiación.
Incluso, según alertaron en su momento organizaciones como la Misión de Observación Electoral (MOE) o Transparencia por Colombia, la recolección de firmas se ha convertido además en un camino para que las candidaturas puedan “medir la popularidad electoral y en función de ello negociar coaliciones y avales con las organizaciones políticas existentes”.
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