Alice y Ellen Kessler, una de las parejas artísticas más reconocibles de la escena europea del siglo XX, murieron a los 89 años en su casa de Grünwald, en las afueras de Múnich, tras recurrir a un suicidio asistido. La policía bávara confirmó el hallazgo de los cuerpos el lunes al mediodía y descartó cualquier señal de intervención de terceros. Asimismo, la Asociación Alemana para una Muerte Digna (DGHS) informó a Efe que la decisión fue tomada de forma consciente y planificada, acorde con los deseos expresados por ambas.
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Las gemelas Kessler nacieron en 1936 en Nerchau y se formaron desde niñas en ballet, disciplina que marcó su estilo escénico. A los 18 años emigraron a Alemania Occidental, donde encontraron sus primeras oportunidades en televisión, música y espectáculos de variedades.
Sus nombres ganaron visibilidad internacional tras su participación en Eurovisión 1959, donde interpretaron Heute Abend wollen wir tanzen geh’n y se convirtieron en el primer dúo de la historia del certamen, pues aunque quedaron en octavo lugar, su presencia las proyectó hacia nuevos escenarios.
El verdadero éxito llegó en 1960, cuando se instalaron en Italia, país que las adoptó como símbolos de sofisticación, humor y glamour televisivo. Allí se alinearon con el espíritu de la “Dolce Vita” y aparecieron en grandes producciones televisivas, películas y cabarets, y se consolidaron como un referente pop. Su filmografía incluye La furia de los vikingos (1961), Sodoma y Gomorra (1962) y varias producciones alemanas, francesas e italianas.
Además, en 1976, su portada para Playboy Italia se convirtió en la más vendida hasta ese momento.
Tras décadas de actividad artística, regresaron a Alemania para vivir retiradas en Baviera, donde mantenían una vida discreta y cercana. En 2006 donaron su fortuna a Médicos Sin Fronteras y en 2024 dejaron estipulado en su testamento su deseo de ser incineradas y reposar en la misma urna junto a su madre y su perro.
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Alemania despenalizó el suicidio asistido en 2020, aunque el país continúa en un limbo regulatorio mientras se debate una legislación específica y la eutanasia activa sigue prohibida. Aun así, su elección ha reactivado el debate europeo sobre autonomía, dignidad y final de vida, especialmente por tratarse de figuras públicas cuya trayectoria está arraigada en la memoria cultural de Italia y Alemania.