La revista estadounidense destacó un año marcado por la diversidad temática y geográfica, del surrealismo hispano a la comedia social estadounidense. Conozca la lista completa, los directores destacados y los temas que marcaron el cine global este año.
La lista anual de Time con las mejores películas de 2025 confirma un año diverso y marcado por apuestas autorales muy distintas entre sí.
La selección incluye comedias afiladas, dramas históricos, homenajes al cine y exploraciones íntimas que conviven en un Top 10 que amplía el mapa del cine contemporáneo.
Dos películas de Richard Linklater figuran en el podio junto a títulos latinoamericanos, europeos y estadounidenses que, según la revista, retratan a una sociedad que se mira en el espejo de sus dilemas sin necesidad de recurrir siempre a la nostalgia.
En el décimo lugar aparece One of Them Days, una comedia dirigida por Lawrence Lamont en la que Keke Palmer y SZA encarnan a dos jóvenes de Los Ángeles que deben reunir, en un día, 1.500 dólares para pagar el alquiler. La peripecia que siguen condensa el drama universal de la vivienda en clave de humor y crítica social. Para Time, es una de esas historias que “milagrosamente te hacen sentir mejor con todo”.
Le sigue Kill the Jockey, del argentino Luis Ortega, una apuesta surrealista y neo-noir que mezcla erotismo, identidad y desdoblamientos. Nahuel Pérez Biscayart interpreta a un jockey que, tras un accidente y una crisis de memoria, adopta el nombre y la vida de Dolores. Con ecos de Buñuel y los primeros Almodóvar, la película entrelaza delirio, humor oscuro y una lectura poética sobre lo que significa reinventarse cuando el propio cuerpo es una frontera. Úrsula Corberó completa el elenco con una actuación celebrada por la crítica.
En la misma línea de personajes perdidos, The Mastermind, de Kelly Reichardt, sigue a J.B. (Josh O’Connor), un ladrón de arte desorientado en el Massachusetts de los setenta. Más que un thriller de robo, la cinta observa las decisiones que llevan a J.B. a cruzar ciertos límites y las consecuencias íntimas que desatan. Su paso por Venecia fue notable: ganó la Espiga de Oro ex aequo junto a la coproducción española Magallanes, de Lav Diaz.
El terror político y la música se cruzan en Sinners, de Ryan Coogler, la historia de dos gemelos, interpretados por Michael B. Jordan, que vuelven a su pueblo en 1932 para abrir un club de blues. El sueño se quiebra con la llegada de tres músicos blancos que encarnan, desde la ficción vampírica, la violencia del racismo y del Ku Klux Klan.
En quinta posición, Time ubicó Roofman, de Derek Cianfrance, una comedia romántica basada en la historia real de Jeffrey Manchester, un ladrón que asaltó más de 40 McDonald’s entrando por el techo. La película explora la crisis masculina y el anhelo de estabilidad, con Channing Tatum y Kirsten Dunst como protagonistas.
El listado sigue con Peter Hujar’s Day, de Ira Sachs, un retrato íntimo del fotógrafo Peter Hujar construido a partir de una entrevista de 1974. En 76 minutos, la película examina el origen de la creación artística y la vida cotidiana de un hombre que se convirtió en símbolo de una generación marcada por el sida.
Sentimental Value, del danés-noruego Joachim Trier, indaga en la herencia emocional de dos hermanas que regresan a la casa familiar tras la muerte de su madre. Con Renate Reinsve, Inga Ibsdotter Lilleaas y Stellan Skarsgård, el filme profundiza en la intimidad, la comunicación rota y el propio acto de hacer cine.
En el tercer lugar aparece Blue Moon, de Richard Linklater, donde Ethan Hawke interpreta al letrista Lorenz Hart en una sola noche que sigue al éxito de Oklahoma! y a su ruptura profesional con Richard Rodgers. Con Margaret Qualley en el reparto, la cinta aborda la creatividad, el alcoholismo y la salud mental.
El segundo puesto lo ocupa An Officer and a Spy, de Roman Polanski, una relectura del caso Dreyfus que llegó este año a Estados Unidos y resuena por su reflexión sobre injusticia, antisemitismo y manipulación informativa.
Y en el número uno, Nouvelle Vague, de Linklater, un homenaje al rodaje de Sin Aliento (1960) y al espíritu de reinvención del cine francés en los sesenta. Un tributo ágil y luminoso encabezado por Guillaume Marbeck como Jean-Luc Godard.
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