Martín Nova es una de esas figuras que se mueven con soltura entre el mundo empresarial, la cultura y el cine. Fue vicepresidente de mercadeo del Grupo Éxito, productor ejecutivo de Colombia, magia salvaje —la película más vista en la historia del país— y autor de libros que cruzan la memoria histórica con el arte y la gestión empresarial.
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Ahora, este medellinense de 47 años llega a la Fiesta del Libro y la Cultura con La Maloca. 15 voces unidas por nuestro planeta, publicado por Debate. Una obra que convoca a científicos, líderes indígenas, activistas y empresarios bajo el techo simbólico de una maloca amazónica para reflexionar sobre la crisis climática y la pérdida de biodiversidad.
En EL COLOMBIANO hablamos con él sobre el origen del proyecto, las coincidencias entre el conocimiento ancestral y la ciencia, y la necesidad de construir esperanza activa frente al futuro del planeta.
¿En qué momento sintió la necesidad de transformar su experiencia empresarial y cultural en un proyecto editorial que funcionara como espacio de sanación colectiva?
“Yo estoy en el mundo empresarial, pero también en el cine y en los libros y el arte. Son los temas con los que convivo, y todos están conectados entre sí. Este libro nació durante la pandemia, cuando estábamos encerrados en las casas y todos estábamos pensando cómo habíamos llegado a ese estado en el planeta. Eso me invitó a una serie de conversaciones, un viaje de conocimiento, con expertos, para tratar de entender a fondo la crisis planetaria y nuestro rol”.
¿Qué encontró en la metáfora de la maloca que no le ofrecía ningún otro símbolo cultural para hablar de la crisis planetaria?
“La maloca es ese lugar de diálogo con la naturaleza y con nosotros mismos, y al mismo tiempo habla de nuestra propia casa, nuestro planeta. La propuesta del libro es precisamente unir voces polifónicas, corales, de los expertos de la aldea global, para conversar bajo el techo de una maloca. A mí me gusta pensar en este como un libro de negocios, como un libro que inspire a la gente a tomar acciones en sus empresas y en su vida diaria”.
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Al reunir científicos, líderes indígenas, empresarios y pensadores espirituales, ¿qué coincidencias y tensiones encontró en ese diálogo?
“Encontré muchos puntos en común, desde dónde se encuentran y conectan el conocimiento científico y el ancestral, llegan a conclusiones similares en muchos aspectos. Se complementan. Sin embargo, la coincidencia que más me gustó es el positivismo con el que se enfrenta la crisis planetaria”.
¿Qué aprendizajes de La Maloca considera urgentes para Colombia, un país de gran biodiversidad pero también de desigualdad y deforestación?
“Colombia, como lo vimos en Magia Salvaje hace ya 10 años, es el segundo país del mundo en biodiversidad. Tenemos un enorme privilegio de estar en este rincón planetario mágico, pero que trae también una gran responsabilidad. Colombia es exuberancia y fragilidad. El mensaje de La Maloca nace precisamente desde Colombia y nos invita a aprender y entender, para poder cada uno aportar desde sus capacidades”.
¿Cómo dialoga la maloca amazónica, como espacio de pensamiento, con una ciudad como Medellín que enfrenta sus propias tensiones ambientales y urbanas?
“La maloca es una metáfora de ese punto de encuentro para dialogar y para escucharnos. Escucharnos y aprender del otro es cada vez más importante y necesario. Creo que Medellín, desde su empresariado y líderes políticos, también tiene que entender mejor la crisis planetaria y ver nuestro lugar en ella. Medellín, con su magia y potencia, puede ser una ciudad pionera. Paul Polman nos dice en el libro: “por qué el planeta es un mejor lugar por estar yo”, pero también dice que lo que viene en las próximas dos décadas representa la mayor oportunidad de negocios en la historia de la humanidad, porque debemos repensar casi todo lo que hacemos. Eso es La Maloca: mensajes que nos inviten a reflexionar”.
La esperanza atraviesa el libro como un hilo conductor. ¿Cómo diferenciar entre una esperanza activa y una ingenua?
“Creo que vivimos en una época de mensajes negativos amplificados por las redes sociales y que sí se necesita positivismo y esperanza. Sin embargo, Wade Davis nos dice en el libro, con otras palabras, que la retórica no puede ser vacía ni solo buenas intenciones: tenemos que acompañarlo con acciones”.
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El subtítulo habla de “voces unidas por nuestro planeta”. ¿Cree posible una unión real en un mundo tan fragmentado?
“Posible y necesaria. Esa es la invitación de La Maloca: escucharnos y tenernos en cuenta entre todos, todas las voces, todas conectadas”.
Como autor que también ha trabajado en cine y proyectos culturales, ¿qué aprendió de esos lenguajes para narrar la crisis ambiental de manera cercana?
“La Maloca nace inicialmente como un proyecto documental, y así se construyó su estructura. Es un diálogo de 15 voces expertas y autorizadas, que a manera de guion, nos narran lo que sucede con nuestro planeta y cómo podemos superar las crisis ambientales y de biodiversidad que afrontamos”.