Una nueva forma de viajar ha comenzado a despegar en Estados Unidos. Se trata Bark Air, la primera aerolínea pensada para que los perros —y no los humanos— sean los verdaderos protagonistas de la experiencia a bordo, que fue desarrollada por la empresa BarkBox, y que surgió como respuesta directa al malestar que las mascotas suelen enfrentar durante los vuelos comerciales tradicionales.
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En muchos países, las regulaciones obligan a los animales a viajar en bodegas o encerrados en jaulas bajo los asientos, generando episodios de estrés y, en algunos casos, de riesgo para su salud. Con ese panorama en mente, Bark Air diseñó un concepto radicalmente diferente. Según reportó EFE, se trata de “una alternativa de lujo para perros”, que ofrece desde masajes y feromonas relajantes hasta cócteles perrunos y atención personalizada durante todo el trayecto.
El primer vuelo de la compañía despegó en mayo de 2024 desde el condado de Westchester, al norte de Nueva York, con destino a Los Ángeles. A bordo viajaban seis perros —entre ellos chihuahuas, golden retrievers y salchichas— acompañados por sus humanos. Pero lo más llamativo no fue el destino, sino el ambiente. Como explicó Página 12, Bark Air opera con jets Gulfstream GV, que podrían alojar hasta 14 pasajeros, pero la compañía “nunca vende más de nueve boletos por vuelo” para garantizar que los animales tengan espacio para moverse, descansar o socializar.
Viajes sin jaulas ni estrés: así funciona Bark Air a bordo
Esa promesa de bienestar comienza incluso antes del embarque, ya que cada nave es acondicionada con luces tenues, música suave, aromas relajantes y colores diseñados según las preferencias visuales de los perros, que, según la empresa, también tienen colores favoritos. Además, los pasajeros de cuatro patas reciben chaquetas calmantes y orejeras especiales para mitigar el ruido de los motores y prevenir cualquier reacción de ansiedad.
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Ya en el aire, la experiencia se transforma en un festín multisensorial. A cada perro se le sirve un menú gourmet que puede incluir “puppuccinos” con sabor a pollo, “cupcakes” artesanales o caldo tibio presentado como “champán perruno”. Todo está preparado por un chef a bordo y servido por azafatas entrenadas en comportamiento animal. La empresa también asigna a cada pasajero un conserje canino, que se comunica previamente con los dueños para conocer los gustos, hábitos y necesidades médicas de cada mascota.
Precios, destinos y la historia detrás de una idea radical
Sin embargo, este nivel de atención tiene un precio. Un boleto nacional entre ciudades como Nueva York y Los Ángeles cuesta 6.000 dólares por trayecto, mientras que un vuelo hacia Londres o París puede llegar a los 12.000 dólares. La tarifa incluye tanto al perro como a un acompañante humano, aunque se permite adquirir boletos adicionales si el peso combinado de dos perros no supera los 22 kilos. Según Bark Air, se trata de un servicio exclusivo, pero necesario. “Así comenzaron muchos productos innovadores”, señalan.
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El origen de esta apuesta está vinculado a la experiencia personal de Matt Meeker, CEO de BarkBox, como se mencionó anteriormente, quien no solo tuvo la idea, sino que decidió demostrar su punto: viajó más de 1.100 millas dentro de una jaula en la bodega de un avión comercial, para experimentar el estrés que viven las mascotas durante estos trayectos. Su travesía, grabada en video y publicada en YouTube, se volvió parte del manifiesto ético de la empresa.
Es decir, más allá de su carácter de lujo, Bark Air propone un cambio de paradigma: dejar de tratar a los animales como equipaje y reconocerlos como pasajeros con derechos y necesidades.
Por ahora la aerolínea ofrece vuelos hacia Miami, Phoenix, San Francisco y otras ciudades estadounidenses, y planea expandirse a nuevos destinos internacionales como París, Milán y Londres, mientras su existencia revela una tendencia más amplia: la transformación del vínculo entre humanos y animales, donde la movilidad también debe responder al cuidado, el afecto y la calidad de vida.