Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

El Atanasio fue el verdadero campeón: Nacional y DIM llevaron más de medio millón de hinchas

Fue el estadio con el mayor promedio de asistencia de la Liga Betplay-1, por lo que los hinchas verdes y rojos les cumplieron a sus equipos.

  • La respuesta de los hinchas de Nacional y Medellín durante el primer semestre, con sus asistencias al Atanasio, fue positiva. FOTOS CAMILO SUÁREZ
    La respuesta de los hinchas de Nacional y Medellín durante el primer semestre, con sus asistencias al Atanasio, fue positiva. FOTOS CAMILO SUÁREZ
hace 3 horas
bookmark

En un semestre en el que las emociones no vinieron acompañadas de títulos para Nacional y DIM, el verdadero protagonista del fútbol colombiano fue el estadio Atanasio Girardot y su gente. Aunque ni verdes ni rojos lograron levantar la copa de la Liga Betplay-1, lo que ocurrió en las tribunas del coloso de la 74 fue un fenómeno que traspasó los resultados y reafirmó una verdad innegable: Medellín es la capital del fútbol colombiano.

Durante el primer semestre del año, entre ambos equipos llevaron al Atanasio a 603.403 aficionados, una cifra que marca un récord absoluto desde que se juegan torneos cortos en Colombia, en 2002. Ninguna otra plaza del país se acercó siquiera a esa demostración de fidelidad, pasión y arraigo. En un torneo donde el título terminó en Bogotá, con Santa Fe como campeón, fue la afición paisa la que se robó el verdadero aplauso.

Pese a un semestre irregular, en el que Atlético Nacional no logró superar la fase de cuadrangulares, su hinchada se mantuvo firme, leal y multitudinaria. El verde de la montaña llevó 342.309 personas al estadio como local, con un promedio de 34.231 hinchas por partido, un número que impresiona si se tiene en cuenta que el equipo aflojó sobre el final.

Cada fecha en el Atanasio fue una nueva oportunidad para soñar, para cantar y para recordarle al equipo que nunca camina solo.

El Deportivo Independiente Medellín tuvo un recorrido más exitoso en la cancha: fue finalista del torneo. Sin embargo, otra vez, se quedó a un paso del título. Aun así, su gente no lo abandonó. 261.094 hinchas acompañaron al Poderoso durante el semestre, con un promedio de 29.010 por partido, cifras que reafirman el amor incondicional del pueblo rojo.

Las finales perdidas duelen, pero lo que más pesa es que este nuevo intento fallido se suma a una serie de frustraciones que ya suma cuatro finales sin levantar trofeo. Y sin embargo, la hinchada estuvo ahí: alentando, soñando, sufriendo. Porque el hincha del DIM también está hecho de esa mezcla de esperanza y resistencia que convierte cada partido en una ceremonia de fe.

En Bogotá, otra de las plazas tradicionales del país, Millonarios y Santa Fe sumaron entre ambos 428.741 asistentes a El Campín, una cifra nada despreciable, pero que queda muy por debajo de lo logrado en Medellín. La diferencia fue de 174.662 personas, una brecha que habla de una cultura futbolera arraigada, que se manifiesta con fuerza en cada jornada del fútbol antioqueño.

Ni la altura, ni los títulos, ni el poder mediático de la capital fueron suficientes para competir con la pasión desbordada que se vivió en el Atanasio Girardot.

El comportamiento ejemplar de la hinchada paisa no puede ser ignorado. Ni Nacional ni el DIM pueden seguir permitiéndose torneos sin títulos mientras sus tribunas desbordan pasión. Esta respuesta masiva exige retribución: mejores proyectos, refuerzos de calidad, técnicos capacitados y gestiones que estén a la altura de la exigencia de quienes llenan las gradas.

Ambas instituciones tienen ahora la responsabilidad de transformar esa pasión en resultados. No basta con reconocer el respaldo de la gente; es hora de devolverle con fútbol, con ambición y con títulos todo lo que entrega fecha tras fecha.

El Atanasio Girardot no necesita trofeos para ser grande. Su gloria no se mide únicamente en estrellas, sino en esa comunión mística entre equipo y afición que transforma cada juego en un ritual. Este semestre, esa magia se sintió como nunca.

Porque en Medellín el fútbol se vive con el alma, se canta con el corazón y se sufre con dignidad. Porque aquí se gana o se pierde, pero jamás se abandona. Y esa fidelidad, esa llama que nunca se apaga, es la verdadera esencia del fútbol. Una esencia que brilló más que ningún trofeo, en el semestre donde el Atanasio volvió a ser el centro del universo futbolero colombiano.

El empleo que buscas
está a un clic

Nuestros portales

Club intelecto

Club intelecto

Liga Betplay

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD