La noche se vistió de fiesta en el Estadio Metropolitano Roberto Meléndez. La Selección Colombia, con un contundente 3-0 sobre Bolivia, no solo aseguró su séptima participación en una Copa del Mundo, sino que hizo vibrar a un país entero.
Los goles llegaron en momentos clave: James Rodríguez, Jhon Córdoba y Juan Fernando Quintero fueron los artífices de las anotaciones que consolidaron el sueño mundialista en Norteamérica.
Pero más allá de los tantos, hubo una imagen que resumió la emoción de una clasificación trabajada: el rostro de James Rodríguez, capitán y figura, celebrando desde el banco de suplentes.
La emoción de un líder que lo ha dado todo por Colombia
Tras anotar el primer gol y ser sustituido en el minuto 61, James vivió los últimos minutos del partido desde el banquillo, junto a sus compañeros y el cuerpo técnico.
Al sonar el pitazo final, la emoción desbordó al ‘10’ de la Tricolor. Lágrimas de alegría rodaron por su rostro, en un momento que se prevé será el preámbulo de su tercer mundial. Su entrega y corazón en cada partido han sido reconocidos y valorados por todos.
El defensa Johan Mojica resumió el sentir de un equipo que reconoce el liderazgo de su capitán. “Él ama la Selección, igual que todos, pero él es nuestra insignia, nuestra alma de la Selección y debemos guardarle un respeto y valorar lo que ha hecho, por eso él llora, porque él siente esta clasificación como nadie”.
Al final de la noche, el mismo James expresó lo que esta clasificación significaba para él. Además de que se convirtió en el maximo anotador y con presencia de partidos de Colombia en las Eliminatorias al Mundial.
“Yo siempre quise dar todo en cada partido que jugué, siempre quise dejar todo y bueno, hasta el último día que se haga voy a dejarlo absolutamente todo”, concluyó el 10, que, con esta victoria, ahora mira hacia el futuro con la convicción de que el esfuerzo valió la pena.