Con 26 años y una actuación impresionante e histórica de 50 puntos en el sexto partido de las Finales, Giannis Antetokounmpo se coronó como un héroe modesto e insólito en el Olimpo de la NBA.
La estrella de Milwaukee Bucks fue elegido MVP tras una asombrosa serie en la que promedió 35,2 puntos, 13,2 rebotes y 5 asistencias por juego.
Antetokounmpo fue una pesadilla para los Phoenix Suns y, además de los memorables 50 puntos dejó otros momentos para el recuerdo como el taponazo a Deandre Ayton en el cuarto partido o el ‘alley-oop’ en el quinto con el que los Bucks arrebataron el factor cancha a los Suns.
Pero en las Finales no solo se destacó por ser un titán en la cancha, también por sus cautas reflexiones sobre el éxito, decepciones y ambición. “Cuando me enfoco en el pasado, eso es mi ego. Cuando me enfoco en el futuro, eso es mi orgullo. Intento enfocarme en el momento, en el presente. Eso es la humildad”, añadió.
Nacido en Atenas en 1994 en el seno de una familia de inmigrantes nigerianos, Antetokounmpo pasó casi 2 décadas sin ser ciudadano de ningún país por no tener papeles.
Sufrió racismo de niño y, junto a sus hermanos, se dedicó a la venta callejera para contribuir a la complicada economía familiar.
Giannis no fue el único hermano que acabó dedicándose con éxito al baloncesto: Thanasis es compañero suyo en los Bucks, Kostas acaba de dejar los Lakers por el Asvel francés y Alex forma parte del UCAM Murcia.
Tras llamar la atención por su excepcionales condiciones físicas y su talento único en las divisiones bajas del baloncesto griego, el CAI Zaragoza le fichó en 2012 pero le permitió seguir en su país para que siguiera creciendo como jugador. No llegó a debutar en el CAI: Antetokounmpo fue elegido en el draft de 2013 en el puesto 15 por los Bucks y dejó algo de dinero para las arcas aragonesas además de un curioso y efímero paso por el equipo zaragozano.
Con paciencia
El Antetokounmpo que aterrizó en la NBA con solo 18 años, con todas las posibilidades del mundo y ninguna certeza de entrada se parece poco al todopoderoso jugador que arrasó en estas Finales.
El pasado verano, el griego firmó un contrato con los Bucks: 228 millones de dólares por cinco años. Pero la inversión mereció la pena, ya que Antetokounmpo, siempre con los pies en el suelo y con el equipo por delante de lo individual, llevó a los Bucks hasta la gloria gracias a compañeros como Khris Middleton o Jrue Holiday y de los que le acompañaron en el camino.
“Empecé a jugar a baloncesto para ayudar a mi familia. Intenté ayudarles a salir de los problemas y desafíos que afrontábamos”, dijo tras ser campeón. “Pero nunca pensé que estaría aquí con el trofeo de la NBA y el premio del MVP de las Finales. Ha sido un largo viaje”, cerró