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El fervor de los jóvenes católicos crece y aparece en el arte y la política

Hace un par de meses, al jubileo en Roma asistieron cerca de un millón de jóvenes, en el pasado septiembre se canonizó al primer milenial y ahora la cantante española Rosalía publicó un disco en el que deja en evidencia la tensión entre lo divino, dios y la vida del mundo. ¿Cambian los tiempos?

  • El Papa León XIV abandona el campamento de Tor Vergata al finalizar la Misa del Jubileo de la Juventud. FOTO getty
    El Papa León XIV abandona el campamento de Tor Vergata al finalizar la Misa del Jubileo de la Juventud. FOTO getty
  • Santa Misa en el Vaticano, con motivo del segundo día de las Novendiales por el Sumo Pontífice Francisco y el Jubileo de los Adolescentes, celebrada en la Plaza de San Pedro. FOTO GETTY

    Santa Misa en el Vaticano, con motivo del segundo día de las Novendiales por el Sumo Pontífice Francisco y el Jubileo de los Adolescentes, celebrada en la Plaza de San Pedro.

    FOTO GETTY

  • Un grupo de adolescentes en la Santa Misa presidida por el cardenal Pietro Parolin, en el día dos de las Novendiales por Francisco. FOTO GETTY
    Un grupo de adolescentes en la Santa Misa presidida por el cardenal Pietro Parolin, en el día dos de las Novendiales por Francisco . FOTO GETTY
Daniel Rivera Marín

Editor General

hace 10 minutos
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La reciente publicación de Lux, disco de la cantante española Rosalía, encontró en redes sociales a varios analistas y opinadores asegurando que crece una generación en busca de un dios. No se trata solo de canciones, en agosto pasado, varios medios europeos reportaron que más de un millón de jóvenes llegaron a Roma para encontrarse con el Papa León XIV en Tor Vergata, a las afueras de Roma.

Por esos días la agencia AFP publicaba: “Más de un millón de personas asistieron este domingo a una misa en Roma presidida por el papa León XIV en el último día del llamado Jubileo de los Jóvenes, que ha reunido durante una semana a participantes de todo el mundo. ‘Aspiren a cosas grandes, a la santidad, allí donde estén. No se conformen’. La misa se celebró en una gran explanada, en las afueras de la ciudad, al igual que el resto de celebraciones de este jubileo juvenil, unos de los momentos destacados del Año Santo, que atrajo a medio millón de jóvenes a Roma”.

Le puede interesar: Papa León XIV conmueve a un millón de jóvenes en Roma: así fue la vigilia del Jubileo 2025.

No se trató solo de la misa del 3 de agosto pasado, la noche anterior hubo una vigilia nocturna encabezada por el pontífice, y el Vaticano confirmó la asistencia de 800.000 personas. La mayoría de los presentes durmieron en el suelo, en tiendas de campaña, sacos de dormir o colchonetas, esperando la misa bajo un cielo soleado. AFP recogió testimonios: “Entre ellos estaba el neoyorquino Christofer Delano, ‘muy feliz de ver al papa León’, pero sorprendido por la multitud. ‘No esperaba ver a toda esta gente. Sabía que iba a haber mucha gente, pero no sabía que iba a ser tanta’”.

El periódico El País, de España, también publicó: “La media de edad de la ciudad ha bajado de sopetón esta semana y es como si de repente solo hubiera jóvenes. Están por todas partes, es el comentario más recurrente. Y completamente fiel a la realidad. Las calles de Roma se han convertido estos días en una inmensa juerga donde riadas de jóvenes de las procedencias más variadas se preguntan unos a otros a voz en grito en inglés de dónde son, intercambian pulseras con banderas y camisetas, otros piden que les escriban una frase para el recuerdo en la mochila. ‘¡Cristiano Ronaldo!’, es la frase que sueltan casi automáticamente la mayoría de peregrinos cuando se encuentran con banderas portuguesas. Entre la multitud se ven también banderas de lugares que están en guerra: Siria, Ucrania, Palestina. ‘Estamos aquí por todos los jóvenes sirios que no pueden venir porque están atrapados allí, muchos nos han pedido que encendamos una vela para que por fin puedan conocer la paz’”.

Para muchos, este movimiento católico —que palidece frente a la crecida que tienen los movimientos de jóvenes evangélicos en todo América, y que va de la mano con un nuevo conservadurismo— es la respuesta al profundo vacío de una generación con ídolos de barro.

Todos estos elementos son “un signo elocuente que invita a una lectura más profunda”, dice el doctor en derecho canónico Hernán Olano, y agrega: “Más que hablar de un ‘despertar’ en el sentido de un movimiento repentino, considero que estamos presenciando una búsqueda espiritual intensa y más consciente entre las nuevas generaciones y, prefiero verlo como una rearticulación de la experiencia religiosa en la sensibilidad juvenil del siglo XXI. Muchos jóvenes están redescubriendo en la fe católica un espacio de sentido, comunidad y trascendencia que no encuentran fácilmente en otros ámbitos. Juan Pablo II, que ideó las jornadas mundiales de la juventud, es el artífice de este redescubrimiento de la fe y la canonización de Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis, recientemente, muestra cómo un joven también puede ser santo”.

Esto último que dice Olano es clave, hay que ver las primeras frases del disco de Rosalía: “Quien pudiera vivir entre los dos / Primero amar al mundo, luego amar a Dios”. Ahí ruge el desafío de una generación católica: poder ser santo en medio del mundo, una dicotomía puesta hace dos milenios por el apóstol Pablo. La nueva moralidad se ve en redes sociales, donde se juzga el cinismo y se exponen los problemas morales y se hacen chistes retóricos sobre la monogamia y el matrimonio. Hay allí también el típico binarismo: ser santo en la generación del reguetón. Aunque parezca que se habla aquí de religión, también se habla de política, pues no está lejos del ascenso de políticos de derecha al poder.

“Lo que estamos viendo es, en buena parte, la reacción natural a los límites de la llamada sociedad líquida. Después de décadas de relativismo, de identidades inestables y de un individualismo llevado al extremo, muchos jóvenes sienten que ese horizonte se agotó. Y, cuando artistas como Rosalía incorporan imaginería espiritual, símbolos religiosos y estéticas sacras en su obra, no están haciendo catequesis, pero sí legitiman nuevamente el lenguaje religioso en la cultura juvenil. Para mí, no es que Rosalía “convierta” jóvenes, sino que su obra muestra que lo sagrado sigue siendo culturalmente significativo”, dice Olano. Estas palabras encuentran un eco en las palabras retóricas del Papa durante el jubileo, en agosto: “¿Cuál es el verdadero sabor de la vida? ¿Qué es lo que nos libera de los pantanos del sinsentido, del aburrimiento y de la mediocridad?”.

Aquel evento del 3 de agosto fue catalogado por la empresa como un “Woodstock” católico. Tuvo la presencia de un coro y de unos 450 obispos y 700 sacerdotes, todos con túnicas verdes. Además de jóvenes peregrinos de 146 países, según el Vaticano.

Wilmar Esteve Roldán Solano, PhD., profesor de planta la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana, doctor en teología, comenta sobre este movimiento: “Antes de responder eso puntualmente, diría que en los estudios de religiones comparadas —desde la sociología y la fenomenología— se habla hoy de un afloramiento espiritual en medio de la modernidad tardía. El ser humano posmoderno, más allá de instituciones religiosas, está en búsqueda de sentido. En esa búsqueda, lo espiritual y lo trascendente aparecen como fundamentales. Los modernos pusieron en crisis a las instituciones religiosas; los posmodernos, en cambio, se alejan de lo institucional, pero se refugian en prácticas espirituales concretas: meditación, ritos simbólicos... Ahí entra, por ejemplo, el fenómeno Rosalía. Ella es flamenca, hija de una región de España aún muy religiosa. Andalucía sigue viviendo la Semana Santa con rigor y procesiones multitudinarias. Entonces, más que crisis espiritual, yo veo un resurgimiento”.

Roldán Solano destaca que hay dos hitos que marcaron este afloramiento juvenil y la participación masiva en eventos de la Iglesia Católica. El primero fueron las Jornadas Mundiales de la Juventud, la última fue en Lisboa, en 2023, la número 37 —este periodista habló con una amiga que vive allí, quien dijo: “fue cuando vino el papa Francisco, invadieron la ciudad durante un mes, eran como los hooligans del aleluya”—. Allí el Papa reconectó con el mundo juvenil, una relación que se cultivaba desde 2013 en Río de Janeiro. “Francisco supo actualizar el lenguaje de la Iglesia y no rehuyó a los temas que les importan a los jóvenes”.

El segundo evento fue el Jubileo de la Esperanza, “allí acudió una multitud de jóvenes en búsqueda no solo de participar en el jubileo, sino de respuestas frente a un mundo atravesado por la comunicación digital y la inteligencia artificial. La Iglesia los acoge, los escucha y genera espacios donde incluso youtubers e influenciadores participan. Eso ha sido muy valorado: la creatividad, la iniciativa y la participación juvenil se potencian en estos eventos”.

Ante la pregunta de si lo sucedido con las juventudes católicas tiene una relación con productos culturales como el de Rosalía o los movimientos políticos de derecha actuales, Roldán Solano dijo: “Tiene todo que ver, y a eso me refiero cuando hablo del renacimiento de modelos tradicionalistas dentro de la Iglesia, aunque también existen corrientes de avanzada asociadas a la sinodalidad —“pueblo de Dios”, “caminar juntos”—. Pero creo que estamos asistiendo a un fenómeno muy interesante: el fenómeno León XIV. Después de dos pontificados largos y conservadores —Juan Pablo II y Benedicto XVI— llegó un pontificado de línea más avanzada, el de Francisco. Y algunos pensaban que el siguiente papa inclinaría el péndulo nuevamente hacia lo conservador. Pero lo que percibo de León XIV es que es un papa puente: no está claramente en una línea avanzada, pero tampoco en una conservadora. Yo lo percibí conciliador, capaz de servir como punto medio. Ese es un ejemplo necesario hoy en lo político y social: que el péndulo no se mueva sólo entre polos, sino que gire sobre su propio eje; que sea puente y no ruptura”.

Para ver este fenómeno de cerca basta con buscar en redes sociales a los influenciadores católicos, miles de mujeres y hombres que cuentan sus experiencias de devoción a Cristo o a la Virgen María; ofrecen el testimonio de cómo su vida ha cambiado tras entregarse a la oración y el estudio de la Biblia; no se avergüenzan de llevar su fe en alto, pues llevan encima crucifijos y rosarios como testimonio.

Hay que recordar que el pasado 7 de septiembre, miles de personas se congregaron en el Vaticano para celebrar la canonización del primer santo de la generación milenial, el italiano Carlo Acutis, un adolescente conocido como el “influencer de Dios”, quien falleció con solo 15 años. Durante la misa solemne en la plaza de San Pedro del Vaticano, el papa León XIV declaró oficialmente santo a Acutis, muerto en 2006 y apodado el “ciberapóstol”, ya que dedicó gran parte de su vida a difundir la fe católica en internet.

De ese episodio, AFP recogió: “Bajo un sol radiante y un importante dispositivo de seguridad, cerca de 80.000 personas, según el Vaticano, muchos de ellos jóvenes, se reunieron la plaza llevando banderas de su país o imágenes con la efigie de Acutis. ‘¡Me alegra ver a tantos jóvenes!’, dijo el papa León XIV”.

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