El color blanco de las nubes cambió por varios momentos; un ligero lila inició la faena, que con el pasar de los minutos se fue intensificando, ahí llegó el rosa y finalizó con un intenso naranja, que permitió ver la textura algodonada de aquellos ejemplares que muchas veces han traído la lluvia que oscurece la ciudad de la llamada eterna primavera.
A la danza del cielo, el sol y las nubes, se unieron las montañas que bordean el sur de Medellín, entre sombras y el tenue verde que aún podía apreciarse mientras la noche caía lentamente.
Los edificios rojos por el ladrillo aportaron su toque citadino, como una forma de recordar el lugar donde estamos, la ciudad, la urbe, el aérea metropolitana, que a veces nos permite sentir que podemos vivir en el campo.
Algunos internautas compartieron fotos del regalo que nos dejó la ciudad hoy.
¿Qué hay detrás de un atardecer?
El motivo del color anaranjado durante este fenómeno natural se da debido al sol, cuando se encuentra próximo al horizonte.
La luz que emite el sol debe recorrer una mayor cantidad de atmósfera, cuyas partículas dispersan más los colores azules/violetas, dejando solamente luz rojiza que, a su vez, puede ser reflejada en el mar.
Por otro lado, las nubes, formadas por gotas de agua de mayor tamaño, tienen la capacidad de dispersar los colores en todas las direcciones, haciendo que por momentos se puedan ver opacas.
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