Las cuentas del Gobierno nacional no cuadran. Según el Ministerio de Hacienda, el déficit fiscal acumulado a junio de 2025 alcanzó los $69,4 billones, lo que equivale al 3,8% del PIB.
Se trata del peor primer semestre en 21 años, muy por encima del promedio registrado entre 2004 y 2024, que fue de apenas 0,96% del PIB.
Lo anterior es resultado de unos gastos que crecieron anualmente al 10,2%, para ubicarse hasta $227,7 billones; mientras que los ingresos aumentaron en 4,5%, lo que equivale a $158,2 billones.
El desbalance ya representa el 54% de la meta anual establecida en el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP), que proyecta un déficit de 7,1% del PIB.
Pero los analistas son más pesimistas, debido a que la encuesta del Banco de la República en julio apuntó a un déficit final de 7,43% al cierre del año.
“Peor incluso que en pandemia”: expertos alertan por la magnitud
El investigador económico Diego Montañez-Herrera, de EAFIT, lo resume así: “En 2025, el déficit fiscal ha sido más alto cada mes que el promedio 2020–2024 y que cualquier año individual, peor incluso que en plena pandemia. A junio va en -3,8% como % del PIB”.
Por su parte, el exministro de Hacienda José Manuel Restrepo, rector de la Universidad EIA, fue más tajante. “El escenario fiscal va de mal en peor. Ya tenemos a julio el peor semestre fiscalmente hablando en la historia del país. El desastre fiscal es gigante”.
Restrepo señaló que el déficit responde al exceso de gasto, el aumento del costo de la deuda y la incertidumbre económica, todo en un contexto de bajo crecimiento y recaudo débil.
Y lanzó una advertencia. “Nadie entiende que en este escenario se pida una reforma tributaria. Este año llegaremos a un déficit superior al 7,5% y una deuda mayor al 65% del PIB. Los máximos históricos. Es urgente corregir este camino que nos lleva a un despeñadero fiscal y macro”.
Gastos disparados y recaudos estancados en el Gobierno Petro
El profesor de Economía de la Universidad de los Andes, Germán Machado, explicó con números el problema estructural. “Desde 2022, los gastos del Gobierno Petro suben 10 veces más que los ingresos. Mientras los ingresos pasaron de 16,2% a 16,5% del PIB, los gastos del Gobierno Nacional Central crecieron de 21,5% a 24,4%”.
Eso significa que, sin nuevos ingresos ni recortes en el gasto, el déficit se mantendría por encima del 7% del PIB toda la próxima década.
En cuanto al gasto primario (sin contar intereses de deuda), el salto también es fuerte, de 17,1% a 19,6% del PIB, un aumento ocho veces superior al de los ingresos.
Según Machado, el peso de los intereses de la deuda es uno de los tres rubros que más ha subido en el gasto público durante este gobierno.
El Gobierno rompe la regla fiscal y recalibra el presupuesto del 2026
El deterioro fiscal coincide con decisiones recientes del Gobierno Petro que preocupan a los analistas. En el último mes, por ejemplo, se suspendió la regla fiscal mediante la cláusula de escape.
También se alteró el Marco Fiscal de Mediano Plazo, se aumentó el gasto en $18 billones, y se ajustaron las cifras para presentar un presupuesto con alto riesgo de desfinanciamiento.
El Plan Financiero que acompaña el proyecto del Presupuesto General de la Nación (PGN) 2026 estima un déficit total del 6,2% del PIB, con un desbalance primario de 2,0% del PIB. Esto llevaría la deuda neta al 63% del PIB.
Más gasto primario, menos intereses: ¿ajuste creíble?
Aunque el déficit proyectado en 2026 es similar al previsto en el MFMP, el Gobierno propone un gasto primario $18,1 billones superior al calculado antes.
Esto se justificaría con mayores ingresos de la reforma tributaria y con una reducción de $10 billones en intereses de deuda frente a lo estimado semanas atrás.
Sin embargo, el gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, advirtió que la viabilidad de estas metas depende de que se cumplan todos los supuestos macroeconómicos y de que el Congreso apruebe la ley de financiamiento.
El Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF) también encendió alarmas por los cambios introducidos como riesgos para la credibilidad institucional, falta de mecanismos de ajuste claros e impacto negativo en la consolidación de las finanzas públicas.
La preocupación de fondo es que Colombia enfrenta un desajuste estructural, es decir, el gasto crece mucho más rápido que los ingresos y buena parte de ese gasto es inflexible (pensiones, intereses de deuda, transferencias).
El CARF advierte que la sobreestimación de recaudos, especialmente de la Dian, y el aumento de compromisos permanentes del gasto ponen en riesgo la sostenibilidad fiscal y la estabilidad macroeconómica y social del país.
En palabras de Villar: “No realizar los ajustes en el momento oportuno representa un riesgo para la sostenibilidad fiscal y la estabilidad macroeconómica y social del país”.