Durante décadas, se creyó que la Tierra viajaba sola junto a una única luna. Pero el hallazgo del asteroide 2025 PN7, detectado por el observatorio Pan-STARRS 1 de la Universidad de Hawái, muestra que no estamos tan solos, pues este objeto rocoso de entre 18 y 36 metros de diámetro se mueve casi al mismo paso que nuestro planeta alrededor del Sol. Pero no es una segunda luna, como sugirieron titulares virales, sino un cuasi-satélite: un cuerpo que comparte la órbita terrestre sin quedar atrapado por su gravedad.
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Los astrónomos explican que su sincronía es casi perfecta. El 2025 PN7 completa una vuelta al Sol en el mismo tiempo que la Tierra, una resonancia 1:1 que crea la ilusión de compañía. En realidad, sigue su propia órbita solar, oscilando entre 4 y 17 millones de kilómetros de distancia, muy por fuera del alcance gravitacional terrestre. Según los modelos orbitales, nos ha acompañado desde los años sesenta y continuará haciéndolo hasta 2083, cuando se alejará hacia otra región del espacio.
El descubrimiento no proviene de un anuncio formal de la Nasa, como muchos creyeron. La agencia financia el sistema Pan-STARRS y administra la base de datos donde se registran estos objetos, pero la confirmación científica la realizaron astrónomos independientes. La confusión surgió porque su órbita es tan estable y cercana que parece girar con nosotros, un fenómeno raro: solo ocho cuasi-lunas se han confirmado hasta hoy.
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Entre ellas destaca Kamoʻoalewa (2016 HO3), más grande y duradero, que podría ser un fragmento de nuestra propia Luna. El 2025 PN7, en cambio, es un visitante temporal que nos ofrece una oportunidad científica única: estudiar su trayectoria ayuda a entender cómo interactúan las fuerzas del Sol, la Tierra y otros planetas; también a perfeccionar los modelos que predicen el movimiento de los asteroides cercanos a la Tierra, clave para la defensa planetaria.
Más allá de la precisión técnica, el hallazgo tiene la oportunidad divulgativa de explicar qué diferencia a una luna de un cuasi-satélite para combatir desinformación y acercar la astronomía al público.
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Por otro lado, cabe mencionar que el 2025 PN7 no alterará mareas ni pondrá en riesgo al planeta, es simplemente (si es que cabe la palabra) un corredor cósmico que acompaña nuestro trayecto por algún tiempo.