La Comisión Europea puso en marcha un expediente para determinar si Google otorga a sus sistemas de inteligencia artificial un acceso privilegiado al contenido creado por terceros, una práctica que podría afectar la libre competencia y el sustento de editores, creadores y desarrolladores rivales.
La Comisión Europea abrió una investigación formal contra Google para esclarecer si el gigante tecnológico ha utilizado contenidos en línea, incluidos textos, imágenes y videos, para entrenar sus sistemas de inteligencia artificial sin compensar a los creadores ni ofrecerles una vía clara para rechazar ese uso.
El expediente, anunciado este martes, pone bajo escrutinio prácticas que podrían implicar un abuso de posición dominante y una distorsión del mercado digital europeo.
La preocupación de Bruselas se centra en dos líneas de análisis: la primera apunta a los resúmenes generados por AI Overviews y las respuestas conversacionales de AI Mode, funciones que Google ha incorporado en su buscador. Ambas herramientas se alimentan de información disponible en la web para producir respuestas inmediatas, ubicadas por encima de los resultados tradicionales.
La Comisión examinará hasta qué punto ese procesamiento depende del contenido producido por editores y creadores sin que exista una compensación justa ni la posibilidad de oponerse sin quedar excluidos de Google Search, una plataforma de la que dependen buena parte de los actores digitales para obtener tráfico.
El segundo foco de la investigación se dirige a YouTube. Según la CE, Google podría haber utilizado videos y otros materiales subidos por usuarios para entrenar sus modelos de IA generativa sin ofrecer mecanismos claros de consentimiento ni remuneración.
La inquietud aumenta porque las propias políticas de YouTube prohíben a desarrolladores rivales emplear esos contenidos con fines de entrenamiento, lo que podría otorgar a Google una ventaja competitiva significativa y cerrar el acceso a un insumo esencial para el desarrollo de modelos alternativos.
La investigación no parte de conclusiones, pero sí de preguntas de fondo sobre la arquitectura del poder digital. Para Bruselas, la posición dominante de Google en el mercado de búsqueda obliga a un escrutinio mayor cuando introduce nuevas funciones que reorganizan el flujo de información.
El riesgo, según la Comisión, es que los creadores de contenido se vean forzados a aceptar condiciones desequilibradas, esto al no poder renunciar al uso de su trabajo sin sacrificar visibilidad, mientras Google aprovecha ese material para mejorar su oferta de inteligencia artificial.
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El expediente también evalúa el impacto en la competencia. Si Google se beneficia de un acceso privilegiado al contenido generado por terceros, mientras restringe el uso del mismo material a sus competidores, podría configurarse un escenario que perjudique el desarrollo de modelos de IA rivales.
Aunque la investigación aún se encuentra en fase inicial y no anticipa resultados, sí marca un capítulo más en la relación tensa entre Bruselas y las grandes plataformas.
La Unión Europea ha intensificado el control regulatorio sobre el uso de datos, la transparencia algorítmica y la competencia en mercados digitales, elementos que ahora se cruzan con la acelerada expansión de la inteligencia artificial.
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