Un nuevo estudio subraya la creciente evidencia de que la recuperación de una enfermedad cardíaca no es solo un proceso médico o biológico, sino que también tiene un lado emocional o social. La investigación, publicada esta semana en la revista Canadian Journal of Cardiology, concluye que las relaciones sólidas y de apoyo pueden mejorar significativamente la salud del corazón en individuos con enfermedad cardiovascular.
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El trabajo, liderado por la cardióloga Heather E. Tulloch del Instituto del Corazón de la Universidad de Ottawa, aboga por un cambio en la atención: incluir a la pareja íntima en los programas de rehabilitación cardíaca para garantizar el bienestar y la calidad de vida a largo plazo de ambos miembros de la relación.
La enfermedad cardíaca es la principal causa de muerte en el mundo. Según cifras publicadas por la Asociación Estadounidense del Corazón, cada año, las enfermedades cardiovasculares son responsables de casi 20 millones de muertes al año (1 de cada 3 defunciones) y alrededor de 640 millones de personas viven con enfermedades cardíacas y circulatorias, una cifra que se ha duplicado desde 1993. La mayoría de la atención se centra únicamente en el paciente individual.
Intervenciones basadas en la pareja
El equipo de investigación evaluó la efectividad de las intervenciones basadas en la pareja sobre factores de riesgo cardiovascular, resultados cardíacos, salud mental y calidad de la relación. El análisis de los estudios revisados mostró que el 77 % de ellos reportaban mejoras en los comportamientos saludables, con pruebas sólidas tanto para los resultados cardíacos como para la salud mental.
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“A veces, la enfermedad cardíaca une más a las parejas, pero a menudo se convierte en un desafío para la relación y para ambas personas. Hemos aprendido que los eventos cardíacos no solo le suceden al paciente, sino a la pareja”, explica Tulloch.
La inclusión de la pareja en el proceso de recuperación reconoce su papel clave como facilitadores. Los compañeros suelen ser quienes ayudan a cocinar comidas cardiosaludables, fomentan la actividad física regular y aseguran la correcta toma de medicamentos.
Un enfoque más allá del individuo
Los autores del estudio hacen un llamamiento a que la investigación futura se centre más en los factores emocionales y relacionales para fortalecer la recuperación de ambos miembros.
“Necesitamos tratar el corazón y nutrir las relaciones para mejorar los comportamientos saludables, la salud mental y, posiblemente, los resultados cardiovasculares entre aquellos con enfermedades cardíacas”, concluye Tulloch.
Este enfoque, que busca ayudar a las parejas a afrontar mejor la enfermedad cardíaca, podría conducir a un ajuste emocional y social más fuerte y a mejores hábitos de salud a largo plazo.
El equipo propone un modelo de atención escalonada dentro de la rehabilitación cardíaca para el cribado sistemático y la derivación a servicios apropiados para ayudar a las parejas a gestionar el estrés emocional.