La calle también puede ser un escenario de corrección política, y eso se podrá percibir este sábado 13 de diciembre, cuando en el Parque El Poblado, Fiesta del Parque acoja Súbeles a ellas, una jornada pública que combina música, bienestar y conversación para poner en el centro una discusión incómoda: la desigualdad de género en los espectáculos financiados con recursos públicos y la necesidad de intervenirla desde la política cultural y la experiencia ciudadana.
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La iniciativa se desplegará a partir de las cuatro de la tarde con una programación gratuita en la que las mujeres no aparecen como excepción ni como gesto simbólico, ya que toda la programación estará protagonizada por artistas y creadoras locales, en un espacio abierto pensado para habitar la calle sin violencias y con reglas distintas a las que han dominado históricamente la tarima pública.
El encuentro, además, dialoga de forma directa con el proyecto de ley Súbeles a ellas, impulsado por el representante Daniel Carvalho, que parte de un diagnóstico claro: “La desigualdad de género en la programación musical pública no es hoy una preocupación institucional prioritaria”, pues aunque no existen datos oficiales obligatorios que midan la participación femenina y, en ausencia de criterios de equidad, las prácticas de contratación reproducen una brecha persistente.
Los estudios independientes que sustentan el proyecto muestran que la presencia de mujeres rara vez supera el 20 o 25 % en eventos financiados con dinero público. Incluso se han documentado carteles completos sin una sola mujer en escena. Y “la exclusión no responde a la falta de talento, sino a prácticas históricas de contratación”, como advierte Carvalho en conversación con EL COLOMBIANO, quien resume el problema en una frase contundente: “El Estado, al no intervenir, termina financiando la desigualdad con recursos públicos”.
Por eso la propuesta legislativa no se limita a una exhortación simbólica. Establece un cupo mínimo obligatorio de participación femenina integrado a la planeación, contratación y ejecución de los eventos. Además, obliga a reportar información desagregada por género, incorpora estrategias de seguridad en espectáculos públicos y plantea procesos de formación y circulación para artistas, entendiendo que la equidad requiere condiciones reales de acceso y visibilidad.
Ese marco político se traducirá en acciones concretas durante la jornada del sábado: la programación inicia con una activación de yoga y meditación a cargo de Atman Yoga, que introduce el cuerpo y el cuidado como punto de partida. A las 5:00 de la tarde, Mónica Zuluaga, Ana María Zapata, Laura Escobar, Catalina Marín y Valentina Sossa conversarán sobre los retos y oportunidades de las mujeres en la industria musical.
En paralelo, Yuli Cadavid dirigirá un taller de grabado para estampar un sello alusivo a los 350 años de Medellín, conectando memoria urbana y creación manual. La ciudad aparece así como soporte y materia, no solo como telón de fondo, en una experiencia que mezcla celebración, pedagogía y ocupación consciente del espacio público.
Desde las 6:30 de la tarde hasta la medianoche, 10 artistas encenderán la tarima con rap, canciones y propuestas sonoras diversas, porque no se trata de una muestra excepcional, sino de un ejercicio de normalidad. Razón por la que, frente a quienes argumentan que la ley impone o fuerza la programación, Carvalho recuerda que es el mismo debate que enfrentó la ley de cuotas en política, con la diferencia de que aquí la desigualdad ya está comprobada.
Si el proyecto se aprueba, el cambio será visible. “Los carteles dejarían de ser mayoritariamente masculinos” y la participación de mujeres pasaría de ser estructural, no excepcional.