Su riguroso trabajo de campo y sus hallazgos fascinaron a la comunidad científica, y la llevaron a ser admitida en el programa de doctorado de la Universidad de Cambridge, un logro inusual para alguien sin un título de grado previo.
Su muerte ha generado una auténtica conmoción, convirtiendo su nombre, videos e imágenes en tendencia global, con una instantánea en particular capturando la atención de millones: el conmovedor abrazo entre Goodall y la chimpancé Wounda.
Este emotivo momento, ocurrido en 2013, destacó el profundo vínculo que la científica forjó con los primates, con el que construyó su estatus como leyenda entre los animales y la naturaleza. Un camino que hasta el día de hoy se continúa recorriendo en el Instituto Jade Goodall, que ella creó en 1977.
Wounda: el lazo de la gratitud en el Congo
La historia detrás del famoso video y fotografía fue recordada por Federico Bogdanowicz, director del Instituto Jane Goodall en España y Senegal, en una entrevista con Mara Torres en el programa El Faro de la Cadena SER.
Bogdanowicz reveló la dramática odisea de Wounda, una cría de chimpancé rescatada en el Congo. Wounda fue víctima colateral de la caza furtiva y que casi pierde la vida por la misma bala que mató a su madre.
Aunque su vida pendía de un hilo en el considerado “mayor santuario de chimpancés del mundo”, el equipo de Jane Goodall logró salvarla, recuperarla y prepararla para su reincorporación a la selva africana.
“Es una historia muy especial. Estaba a punto de morirse y la veterinaria española Rebeca Tencia, directora del Instituto Jane Goodall del Congo, le salvó la vida más de una vez”, relató Bogdanowicz en el programa.
La despedida inesperada y “mágica”
Tras un largo proceso de recuperación, el momento de la liberación de Wounda llegó. Goodall y su equipo la llevaron a una zona de islas protegidas para dejarla ir. Fue entonces cuando la despedida se convirtió en una escena “mágica e inolvidable”.
El director del Instituto relató el instante: “Cuando finalmente se recompuso, fueron con Jane a liberarla a la selva. La llevaron a unas islas protegidas y, cuando se dio cuenta de que la iban a liberar, en vez de salir corriendo, se giró hacia Jane y la abrazó durante un minuto”.
Según la experiencia de Bogdanowicz, este comportamiento no es normal entre los chimpancés, quienes suelen correr inmediatamente hacia la selva sin mirar atrás, luego de ser liberados.
Sin embargo, Wounda sintió una conexión especial con la primatóloga, motivada por la energía y la calma que le transmitió durante el viaje. “Jane estuvo hablando, entre comillas, con ella, tranquilizándola durante todo el viaje. Estuvo haciendo vocalizaciones de chimpancé”, comentó.
La chimpancé devolvió esta conexión con un gesto de gratitud. “Al final, la chimpancé también tuvo una conexión especial con ella como diciendo... Esta simia sabia de pelo blanco me ha ayudado a ser libre de vuelta”, expresó el director del instituto.
Así fue el abrazo entre Jane y Wounda
El abrazo no fue solo un momento que quedó para la historia, sino una profunda prueba de la inteligencia emocional de los primates. Todo esto fue gracias al trabajo de Jane, la veterinaria española Rebeca Tencia y todo el equipo del Instituto Jane Goodall del Congo.
“Fue un abrazo que, cuando lo ves, se te caen las lágrimas porque entiendes que ese chimpancé es un ser sintiente, que está expresando su gratitud y se despide así a medida que se mete en la selva”, concluyó Bogdanowicz.
Para el director, este gesto de agradecimiento resume todo el legado de Goodall: la demostración “irrefutable” de que los chimpancés son seres complejos, sintientes y “merecedores de respeto y protección”.
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