Sara Millerey González Borja se sentía mujer y comenzó a reforzar su identidad femenina a medida que crecía, pero vivía muy angustiada por la discriminación de que era objeto muchas veces cuando salía a la calle.
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Así lo contaron Sandra y Luz Dary Borja, madre y tía, respectivamente de esta mujer transgénero cuyo asesinato tiene conmovido al país por el grado de sevicia que demostraron quienes la maltrataron hasta llevarla a la muerte hace once días.
Las familiares le dieron una entrevista a Rafael Poveda en su programa ‘Más allá del silencio’, en la que cuentan detalles de la vida y muerte de Sara Millarey que todavía no habían sido revelados.
Luz Dary, quien estuvo con ella todo el tiempo, desde que le avisaron que habían visto a la joven, de 32 años, malherida dentro de la quebrada La García, de Bello, aquel viernes 4 de abril, describió que tenía una cortada al lado derecho del cuello, aparentemente hecha con un arma corto punzante, como si la hubieran intentado degollar; también se le veía un hueco en la parte posterior de la cabeza; aunque intentaba afanosamente pegarse de las ramas no lo logró porque sus dos manos estaban fracturadas igual que una pierna y luego los médicos habrían dictaminado que había igualmente dos o tres costillas rotas y un pulmón estaba destrozado.
Testimonios conocidos inicialmente indican que a Sara la habrían atacado desde el barrio Buenos Aires, en la otra orilla de la quebrada, al frente del sector de Playa Rica. Los primeros gritos que se escucharon de ella pidiendo ayuda fue aquella fecha hacia las cuatro de la tarde. Ya estaba dentro de la corriente de agua, tratando de salvarse, pero con una impotencia para hacerlo debido a su mal estado físico.
También algunas versiones dicen que nadie le pudo colaborar porque varios hombres amenazaron con que no lo debían hacer. Sin embargo, Luz Dary apunta que por lo menos mientras ella estuvo allí no presenció nada de esto y que, en cambio, sí hubo gente bondadosa tratando de tirarle un lazo a su sobrina, pero esta no lograba asirse y, en cambio, el agua con su fuerza la seguía arrastrando.
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Luz Dary, que es una mujer bastante robusta, se pensaba tirar, pero algunos de los presentes la convencieron de que no lo hiciera por el riesgo que podía correr, y, en cambio, dos señores sí se lanzaron para intentar sacar a Sara, pero finalmente fueron los bomberos quienes llegaron y efectuaron el rescate. Según ella, Sara pudo estar dentro del agua cerca de 45 minutos.
“La estabilizaron al lado de la ambulancia -tenía hipotermia- y nos dirigimos hacia el hospital”, añadió la tía, quien se quitó los sacos que tenía para arroparla.
Ya en el centro asistencial, de acuerdo con la familiar, la atención fue demorada, solo en la madrugada del sábado, debido a que la clasificaron en un triage etapa tres, de poca gravedad, con el argumento de que no se le veían heridas de bala ni hemorragia.
Mientras todavía estaba consciente, Sara les comentó que “hombres malos la habían tirado a La García”. “Solamente dijo eso, no dijo quién fue -recalcó su mamá-. Después me dijo: mamá, no me abandones”.
“A las cuatro a cinco de la mañana le dio un paro y dijeron que tenía líquido en los pulmones. Le hicieron un procedimiento en el que le metieron un tubo en los pulmones, la entubaron y hacia las siete o siete y media de la mañana la llevaron a la UCI; luego salió un médico y dijo que estaba grave, que estaba arrojando líquido y no sabían de dónde procedía”, añadió la tía.
El pronóstico era que si se salvaba, podía quedar con la mano derecha inservible porque los huesos estaban tan destrozados que iba a ser muy difícil restablecerlos. A las tres de la tarde le repitió el paro cardíaco y falleció.