La economía colombiana vuelve a estar en modo defensa. La reciente caída de los precios internacionales del petróleo, empujados por una decisión sorpresiva de la OPEP+, pone en jaque las proyecciones fiscales del Gobierno para 2025 y golpea de lleno a Ecopetrol, las cuentas externas y el presupuesto nacional.
El crudo Brent se cotizaba en US$61,99 y el WTI en US$65,68 por barril, mínimos no vistos desde la pandemia, en la segunda semana de abril.
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La caída fue inmediata tras el anuncio de que ocho países miembros de la OPEP+ —incluidos Arabia Saudita, Rusia y Emiratos Árabes Unidos— aumentarían su producción conjunta en 411.000 barriles diarios desde mayo, triplicando lo inicialmente previsto.
Colombia, donde el petróleo representó el 30,3% de las exportaciones en 2024, según Anif, se enfrenta a un dilema: ajustar el gasto o asumir un mayor déficit fiscal en un contexto de inflación persistente, devaluación del peso y presión sobre la inversión pública.
Bajo este panorama, el economista y profesor Germán Machado calcula que cada vez que el petróleo está por debajo de 74, los ingresos de Colombia son menores. “Por ejemplo, en este momento, con el petróleo 10 dólares por debajo de ese valor, las exportaciones de Colombia bajan unos $17 mil millones al día”.
“Por lo tanto, un choque negativo en este frente se traduce en menores ingresos fiscales, un deterioro en la balanza de pagos y la depreciación del peso colombiano frente al dólar”, alertó el informe de Anif.
Machado recuerda que hay un punto clave y es que el plan financiero de Colombia está hecho para este año con un petróleo de 74 dólares y con una producción de 765 mil barriles diarios.
”Eso abre un hueco en las finanzas públicas. Los menores impuestos de las petroleras y los menores dividendos de Ecopetrol, a este precio del petróleo, dejan un hueco diario en el gobierno nacional y en las cuentas de los municipios y departamentos por regalías”, detalló Machado.
Ecopetrol hace cuentas: cada dólar menos cuesta $0,7 billones
Ricardo Roa, presidente de Ecopetrol, no se anduvo con rodeos: por cada dólar que caiga el Brent, la utilidad neta de la petrolera estatal cae $0,7 billones y el Ebitda se reduce $0,9 billones.
“Vendemos 12 millones de barriles de crudo al mes. Si baja US$10 el barril, multipliquen: son $12 billones que podríamos dejar de ganar”, advirtió.
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En este escenario, Ecopetrol ya analiza cerrar campos cuya rentabilidad se calculó con un crudo a US$73.
Roa no reveló qué campos serían cerrados, para evitar generar alarma entre los trabajadores, pero sí confirmó que se concentrarán en operaciones con menores costos.
Asimismo, la moneda estadounidense ha vivido una alta volatilidad en abril. En sus primeros 11 días, el dólar estuvo a solo $20 de superar los $4.500.
Por eso, el centro de estudios económicos Anif proyecta que no bajará de $4.280 en el corto plazo, lo que implica más presión inflacionaria para bienes importados y más costos para el servicio de deuda externa del país.
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) en marzo fue de 0,52%, levemente por debajo de lo esperado, pero la inflación anual se mantiene en 5,09%, todavía lejos del rango meta del Banco de la República.
Esta combinación de inflación persistente y devaluación golpea el consumo de los hogares y debilita la confianza del mercado.
Presupuesto de 2025 en revisión: se habla de un recorte de $28 billones
La caída de los ingresos petroleros llega en un momento clave. El nuevo ministro de Hacienda, Germán Ávila Plazas, está evaluando la viabilidad del presupuesto de $523 billones aprobado para 2025.
Fedesarrollo insiste en la necesidad de recortar al menos $28 billones para cumplir la Regla Fiscal.
Por su parte, el Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF) advirtió que los depósitos del Gobierno Nacional Central en el Banco de la República cerraron 2024 en apenas $3,7 billones, muy por debajo del promedio histórico de $13,6 billones, lo que evidencia un deterioro severo de la caja.
“El deterioro de la caja pública no puede ignorarse. Si no se toman medidas urgentes, el país enfrentará problemas de liquidez a partir de este mismo año”, alertó el Carf.
Aunque el Gobierno ha reiterado su compromiso con la transición energética, el momento fiscal actual complica el panorama.
Javier Díaz, presidente de Analdex, lo resumió así en medios nacionales: “La situación petrolera va a afectar los ingresos por exportaciones minero-energéticas, que ya venían con cifras negativas, y eso se agrava porque el Gobierno contaba con ingresos calculados con un barril a US$80”.
Por su parte, Frank Pearl, presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo y Gas, advirtió que por cada dólar que cae el precio del crudo, Colombia deja de recibir US$16 millones.
“Esto muestra la importancia del sector para el crecimiento económico, la estabilidad cambiaria y la sanidad fiscal”, remató.
EE. UU., aranceles y la estrategia de la OPEP+: una jugada geopolítica
Por otra parte, el incremento en la producción de la OPEP+ no es aislado. Se dio justo después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciara aranceles recíprocos a 185 países, incluyendo a Colombia, como parte de su renovada estrategia proteccionista.
Para Anif, este giro geopolítico busca reafirmar el poder de la OPEP frente al auge del fracking en Norteamérica y podría derivar en un choque global de oferta que mantendría el crudo por debajo de los US$65 durante buena parte del año.
Goldman Sachs ya revisó sus proyecciones: ve el Brent en US$62 y no descarta que caiga hasta US$54 o incluso US$40 si persisten los desequilibrios.
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La caída en los precios del crudo también ha golpeado a las acciones de las principales petroleras en las bolsas del mundo, mientras que las monedas de los países exportadores sufren fuertes presiones.
¿Qué sigue ante este panorama? Colombia enfrenta el reto de reajustar sus cuentas fiscales sin apagar el motor de la inversión.
La presión ya llegó al Congreso, donde comienzan a discutirse posibles recortes, nuevas fuentes de ingresos y un rediseño de la política fiscal para afrontar un año con menos petróleo, menos caja y más incertidumbre.
Por ahora, el Ministerio de Hacienda no ha respondido oficialmente si presentará una adición o un recorte presupuestal. Pero las cifras hablan por sí solas: la fiesta del petróleo caro terminó, y la economía colombiana deberá aprender a bailar con una música mucho más lenta.
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