Las cifras de la industria musical son escandalosas y no hay que ir muy lejos para darse cuenta. Big Ligas, el sello discográfico paisa fundado por Daniel Echavarría Oviedo, más conocido como Ovy On The Drums, y Cristian Salazar, también conocido como Kristoman, ha generado más de 50 millones de dólares en solo siete años de operación.
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La historia empieza en 2017: Kristoman y Ovy se conocieron en 36 grados, una compañía audiovisual de la ciudad. Kristo, que se graduó como ingeniero de sistemas en Eafit, estaba trabajando con personas que tenían negocios en internet, ayudando a monetizar y a optimizar canales, por eso lo buscó Alex Sánchez, el ‘KB’, uno de los fundadores de 36 grados, y lo llevó a la compañía. Allá se encontró con Ovy, que empezaba a avanzar firme en la industria –ya había lanzado un par de canciones con Karol G– y tenía un mini estudio en la sede para conocer a los artistas que llegaran a hacer videos y mostrarles su trabajo.
Kristo le propuso que se hicieran socios y Ovy le dijo que sí, pero que para empezar necesitaban un artista. Kristo se puso a buscar y se encontró al argentino Paulo Londra. Lo firmaron en 2018, el mismo año en que oficializaron el sello.
La cosa con él empezó bien –con Big Ligas Londra tuvo sus más grandes éxitos–, pero terminó en un litigio de dos años, con acusaciones de ambos lados por los términos del contrato que los vinculaba. Todo se resolvió a finales de 2021, y las partes tomaron caminos separados.
–Ovy y yo seguimos con nuestro proyecto musical, seguimos sacando música y empezamos a apretar más duro–, dice Kristo.
Firmaron al venezolano Micro TDH, poco tiempo después empezaron a trabajar con Blessd y luego con Beéle, una de las estrellas del momento, después con el español Quevedo y más adelante con el mexicano Peso Pluma.
–A nosotros nos gusta mucho trabajar con proyectos cuando están comenzando porque les vemos el potencial. Tenemos muy buen ojo para ver talentos que se pueden desarrollar muy grandes–, dice Kristo.
Ese es el foco de Big Ligas, desarrollar carreras y hacer crecer el sello en el mundo. Entre sus proyectos más recientes están El Cassette, que son EP’s o discos cortos con Ovy como productor y un artista invitado. El primero fue con el puertorriqueño Mike Towers y el segundo con artistas emergentes de reguetón chileno como Kidd Voodoo, Lucky Brown y Gino Mello.
Pero definitivamente el proyecto más exitoso y reconocido son las W Sounds, en asocio con Westcol, el streamer colombiano. Un formato parecido al del productor argentino Bizarrap, que invita a artistas a su estudio y produce para ellos, sencillo, que parece más bien espontáneo, pero no.
–Realmente nos ha ido súper bien. Hemos desarrollado un olfato y una capacidad para entender las generaciones nuevas, lo que consumen. En lo que va del año, hemos estado en el número 1 de Colombia más del 80% de las veces–, dice Kristo.
Solo hace falta mirar Spotify. En el Top 50 local, Big Ligas tiene más de cinco canciones, varias de las cuales han pasado por el número uno a lo largo del año.
Además, con La Plena, la sesión de W Sound de Beéle, su último gran éxito, lograron una nominación a los Latin Grammy en la categoría “Mejor Interpretación Urbana/Fusión Urbana”. Solo esa canción obtuvo más de 1.000 millones de streams entre plataformas –casi 670 millones en Spotify y 342 millones en YouTube–, alcanzó el Top 4 Global de Spotify, estuvo 182 días consecutivos en el Top 50 de Spotify Colombia y a nivel global fue número 1 en 15 países, entre ellos España, Italia, Portugal, Suiza, México, Chile y Argentina.
–¿Qué le llama la atención de un artista, de un talento a desarrollar?
–Lo único, lo auténtico. En una industria donde todo el mundo quiere parecerse a alguien, cuando uno ve una persona que no quiere parecerse a nadie, ese es. La industria ha cambiado mucho, antes estaba el estereotipo del artista bonito, eso hoy ya no existe. Tampoco se trata solo del talento, porque uno se encuentra en un bus o en un metro gente súper talentosa, pero no es suficiente, se trata de ser único, de ser distinto–, dice Kristo.
–¿Hacia dónde avanza la industria, la música latina?
–Hay dos vertientes, en lo artístico viene un recambio generacional, viene creciendo la generación alfa, nacidos más o menos desde el 2010, en este momento tiene 15 años y ya se vuelven consumidores puntuales de todo este tipo de contenidos, pero es otro mundo, otra forma de pensar, de vivir, de decir las cosas, entonces tienen que tener sus propios ídolos. Pero del lado de la industria viene un momento muy difícil, y tiene que ver con todo el tema de la inteligencia artificial, por el tema de los derechos y el recaudo de dinero. Estamos en una encrucijada.