Bako es el rostro y la voz de una de las agrupaciones más importantes del rock alternativo nacional en los últimos veinte años. Con The Mills, formada en 2007, ha sido testigo de una escena que muta, se reinventa y resiste.
Este sábado, con un concierto en 20 Mission (Cl. 16 #43F-66), la banda vuelve a la capital antioqueña para cantar El amor es fácil, las relaciones no, un disco dividido en siete actos que narra las fases de una relación amorosa: desde el enamoramiento hasta la tusa, trabajo que luego fue reinterpretado en clave colaborativa por artistas emergentes en un Lado B que expande su alcance sonoro y emocional.
A pocas horas del concierto, Bako habló con EL COLOMBIANO sobre el show que prepararon y el proceso creativo detrás del nuevo álbum en construcción que promete volver a las raíces más rockeras del grupo.
Su disco más reciente propone un recorrido emocional en siete actos, ¿cómo se estructura esa narrativa y qué temas atraviesan?
“El álbum se llama El amor es fácil, las relaciones no porque cuenta la historia de una relación, desde el momento en que dos personas se conocen, hasta el final de la tusa. Cada canción es un momento de esa historia: se enamoran, todo va bien, luego llega el quiebre, el dolor y finalmente la superación. Lo lanzamos el año pasado y luego sacamos el Lado B, donde cada canción fue reinterpretada por un artista diferente. Les dimos la música y les dijimos: háganla suya, cámbienla, llévenla a su esencia”.
¿Cómo fue el proceso de selección de esos colaboradores para el Lado B?
“Escogimos artistas emergentes, en su mayoría. Queríamos darles visibilidad porque, en su momento, a nosotros nos habría encantado tener ese tipo de apoyo. Dos artistas paisas están ahí: Providencia en Quisiera, que es el acto uno, y Nati Boulier en Calma, el acto cuatro.
A mí me encantó el ejercicio. Personalmente, me gustan más las canciones del Lado B que las originales. Fue muy enriquecedor ver cómo otros artistas reinterpretan lo que uno ya había contado”.
Hablemos de “Yo sé que hago mal”, un tema que grabaron con los argentinos El Plan de la Mariposa, ¿cómo surgió esa colaboración?
“Los conocimos en Bogotá, en un bar chiquito. Alguien nos dijo que fuéramos a ver una banda argentina y fuimos. Había máximo 30 personas, pero nos encantó lo que hacían. Hubo clic inmediato. Luego, cuando estábamos trabajando el Lado B, dijimos: “¡Ellos!”. Los contactamos y respondieron que sí.
En Argentina son enormes: han llenado el Movistar Arena dos veces. Son una banda muy fuerte en vivo, de esas que crecen con el boca a boca. Nos mandaron su versión de la canción y fue brutal: nuestra versión es una balada guitarrera, la de ellos es más punk rock. Nos encantó el resultado”.
Han pasado más de diez años desde sus primeras visitas a Medellín, ¿qué recuerdos tienen del público paisa?
“Medellín la amamos, pero al principio nos costó mucho. No vendíamos boletas, no conectábamos. Hasta que fuimos a un show en Kukaramakara, en plena Feria de las Flores. Fue hace años, cuando llegamos a una prueba de sonido había una fila larguísima en la entrada. Pensamos: ‘¿Qué habrá hoy en este centro comercial?’. Entramos y la gente empezó como a aplaudir. Era por nosotros.
Desde ese momento, algo cambió. No sé qué hicimos diferente, pero desde ahí el público paisa no ha parado de crecer. Para mañana estamos a unas 30 o 40 boletas del sold out. Eso nos llena de alegría”.
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Este disco suena más pop y minimalista, diferente a lo que hicieron antes. ¿Cómo gestionan hoy las diferencias creativas dentro del grupo?
“Nunca ha sido fácil. Siempre hay resistencia: a unos les gusta una cosa, a otros otra. Pero tratamos de mediar y encontrar ese punto medio donde todos estemos contentos. Este disco se aleja mucho del rock: es más balada, más pop alternativo. Pero era lo que queríamos hacer en ese momento.
Ahora estamos trabajando en un nuevo álbum que será más rockero, más arriba emocionalmente. Nos gusta hacer lo que nos mueve, sin mirar tanto qué está sonando afuera”.
¿Tienen ya una fecha estimada para ese próximo trabajo?
“No, no tenemos fecha. Hacemos muchas maquetas. Y al final siempre necesitamos poner una fecha límite para que todo arranque de ahí hacia atrás. Ahora estamos enfocados en dos cosas: el nuevo disco y una gira internacional. Vamos a tocar en México en junio, en Argentina y Chile en octubre, y en España (Madrid y Barcelona) entre noviembre y diciembre”.
Desde el primer ensayo hasta ahora, ¿qué ha sido lo más difícil de sostener como banda y qué los ha mantenido unidos?
“Lo más difícil es mantenerse. Es como cualquier relación larga: hay errores, hay peleas, hay días en que no nos queremos ver. Pero creo que lo que nos ha mantenido unidos es que realmente nos queremos. Hay un amor genuino entre nosotros. Si bien no siempre estamos de acuerdo, nos gusta estar juntos y hacer música juntos. Así de sencillo”.