En la derrota de Atlético Nacional en Brasil ante Bahía, las decisiones arbitrales volvieron a colarse en el centro de la conversación. Más allá del resultado adverso, dos acciones puntuales del segundo tiempo dejaron en el aire un sabor a injusticia que los hinchas verdolagas no tardaron en señalar con firmeza. El partido, cerrado y de alta tensión, se inclinó por detalles, y precisamente fueron esos detalles los que ahora ponen bajo la lupa el accionar del árbitro y del VAR.
La primera jugada polémica ocurrió en el área de Bahía, cuando el balón golpeó claramente el brazo de Erick Pulga. Los reclamos no se hicieron esperar por parte del equipo antioqueño, que consideró que había argumentos para sancionar penal. Sin embargo, el árbitro del compromiso, tras escuchar al VAR, determinó que se trató de una mano involuntaria y dejó seguir el juego. Las cámaras mostraron cómo el brazo del jugador estaba ligeramente despegado del cuerpo, lo que para muchos aficionados podría bastar como causal de penal según los criterios actuales. No obstante, la interpretación arbitral fue otra, y ese penal que pudo haber cambiado la historia, nunca llegó.
La segunda acción que encendió aún más la controversia ocurrió en los minutos finales del partido. Nacional, lanzado al ataque en busca del empate, encontró el gol que tanto había buscado: un cabezazo certero de Dayron Asprilla desató el grito de gol y la ilusión en los verdolagas. Pero la euforia duró poco. El juez principal, tras escuchar el VAR, anuló el tanto por una supuesta falta previa del delantero sobre su marcador. Según el análisis de los encargados de impartir justicia, Asprilla empujó al defensor de Bahía para ganar la posición. Sin embargo, las repeticiones dejaron entrever que el contacto fue leve y más bien de referencia, sin un impacto real sobre la disputa del balón.
El defensor brasileño incluso continuó luchando por la pelota y cayó segundos después, producto de la inercia de su propio salto hacia atrás, más que por una infracción clara del jugador colombiano. Es decir, no hubo una acción determinante que condicionara la jugada ni tampoco un desequilibrio evidente causado por el delantero de Nacional. Pero una vez más, la interpretación del árbitro fue decisiva y el gol que habría significado un empate crucial, fue invalidado.
Ahora, en la incertidumbre que dejan estas decisiones, queda la expectativa de si la Conmebol publicará los audios del VAR para entender los elementos de juicio que se consideraron en cada caso. Sería una oportunidad para dar mayor transparencia y permitir que los aficionados, jugadores y cuerpo técnico conozcan de primera mano los razonamientos que llevaron a esas determinaciones tan influyentes en el marcador final.
La derrota duele, sí, pero más aún cuando queda la sensación de que el árbitro fue protagonista por encima del juego. Atlético Nacional vuelve a Medellín con las manos vacías, pero también con un cúmulo de preguntas que merecen respuestas. Porque en el fútbol moderno, donde el VAR llegó con la promesa de justicia, aún sigue habiendo decisiones que, lejos de resolver polémicas, las multiplican.
