Dayro Moreno es uno de esos jugadores que siempre generan debate, y ahora más con su convocatoria nuevamente a la Selección Colombia. Su nombre aparece rodeado de argumentos apasionados a favor y en contra, y el partido frente a Bolivia de este jueves 4 de septiembre no es la excepción. La discusión sobre si debe o no ser titular se sostiene en varias razones futbolísticas y contextuales que conviene revisar.
Por un lado, a favor de su titularidad está su presente goleador. Dayro, pese a su veteranía, sigue mostrando una vigencia admirable en el fútbol colombiano. Su capacidad para encontrar el arco rival, ya sea con remates de media distancia, cabezazos o movimientos inteligentes en el área, lo convierte en un delantero confiable en un equipo que, en ocasiones, ha sufrido para concretar las opciones generadas. Además, su experiencia internacional pesa: conoce la Eliminatoria, ha jugado partidos de este torneo y sabe manejar la presión de un duelo que puede ser decisivo en la clasificación. “Tener un atacante con esa jerarquía puede marcar la diferencia en los momentos de más tensión”, asegura el exdelantero colombiano Hamilton Ricard.
Otro argumento que los analistas esgrimen a su favor es el factor psicológico. “Dayro es un futbolista que contagia confianza, que se alimenta de la competencia y que suele agrandarse en partidos donde otros sienten el peso de la camiseta. Su carácter desafiante y su instinto goleador pueden ser herramientas valiosas para un equipo que busca no solo resultados, sino también referentes de actitud en la cancha”, manifiesta el exseleccionador nacional Jorge Luis Pinto, quien lo convocó habitualmente durante su proceso.
Sin embargo, también existen razones de peso para que no sea inicialista. La primera es la exigencia física de un partido como el de Bolivia, donde el calor de Barranquilla desgasta y castiga a los jugadores de mayor edad. Dayro, a sus 39 años, puede ser más útil entrando desde el banco, cuando las defensas rivales están desgastadas y su oportunismo pueda aprovechar espacios. “Exigirle desde el inicio podría comprometer su rendimiento e incluso restarle frescura en los momentos más críticos del encuentro”, indica el exlateral de la Selección Colombia, Gildardo Gómez.
Otro punto en contra está en el estilo de juego actual de la Selección. “Colombia ha apostado por un fútbol de mayor movilidad en ataque, con delanteros que presionan desde la salida, se asocian constantemente y ofrecen velocidad en los desmarques. Dayro, aunque talentoso, no encaja del todo en ese libreto, pues su aporte principal sigue siendo la finalización y no tanto el trabajo colectivo o defensivo”, analiza el técnico y exfutbolista Alexis Mendoza. En un partido donde el desgaste táctico será clave, su presencia desde el arranque puede generar desequilibrio en el plan de juego del técnico Lorenzo.
Finalmente, pesa la competencia en su posición. Hoy Colombia cuenta con delanteros más jóvenes, con recorrido en ligas de primer nivel, que además ofrecen variantes de presión, movilidad y ritmo que pueden ser más efectivas contra un rival que se repliega y busca el contragolpe. Darle la titularidad a Dayro podría interpretarse como una apuesta romántica más que estratégica, y eso en una Eliminatoria puede costar caro.
En conclusión, Dayro Moreno es una carta importante para Colombia, pero su rol debe evaluarse con cuidado. Ponerlo como inicialista sería apostar por la jerarquía, la experiencia y el olfato goleador de un hombre que nunca deja de sorprender; dejarlo en el banco, en cambio, permitiría reservar su capacidad para momentos donde su frescura y oportunismo podrían inclinar la balanza.
La decisión dependerá de cómo el cuerpo técnico imagine el libreto del partido, pero lo cierto es que, a favor o en contra, Dayro siempre será un nombre que divide y que ilusiona.