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Durán, Hinestroza, Ríos: ¿nuevo prototipo del futbolista colombiano?

Jugadores con carácter fuerte y convencidos de ganarlo todo conforman la nueva generación.

  • El futbolista antioqueño Richard Ríos (centro), de 24 años, es el mayor de los jugadores que se han convertido en el prototipo del nuevo jugador colombiano. Entre tanto, los jóvenes atacantes Marino Hinestroza y Jhon Jáder Durán ya son referentes de carácter e irreverencia. FOTO Getty y El Colombiano
    El futbolista antioqueño Richard Ríos (centro), de 24 años, es el mayor de los jugadores que se han convertido en el prototipo del nuevo jugador colombiano. Entre tanto, los jóvenes atacantes Marino Hinestroza y Jhon Jáder Durán ya son referentes de carácter e irreverencia. FOTO Getty y El Colombiano
hace 46 minutos
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Parecen rebeldes, irreverentes. Son jóvenes –quizás demasiado–, pero tienen mucho carácter. Son talentosos y por eso hay mucha presión sobre sus hombros. Sin embargo, eso no los intimida. Por el contrario, parece ser la gasolina que los impulsa para seguirse destacando.

Por su profesión –son futbolistas–, despiertan amores y odios. Cuando los equipos para los que juegan ganan, los endiosan. Si pierden o empatan, y para colmo de males no tienen su mejor actuación, los señalan cientos de dedos –comentarios– inquisidores.

Lea: Richard Ríos y Jhon Durán se “calentaron” con periodistas tras derrota en Barranquilla: ¿Por qué no sos técnico?

Mas da la sensación de que no les importa. Tienen una mentalidad tan fuerte que, por instantes, parece que nada les afecta, que todo es “normal” y hace parte del proceso, de la cotidianidad de su trabajo.

Además, tienen claro cuál es el puerto al que quieren llegar: ganar, siempre, todo. Jhon Jáder Durán (Medellín, 21 años), Marino Hinestroza (Cali, 22) y Richard Ríos (Vegachí, Antioquia, 24), son la encarnación, el prototipo, de la nueva generación de futbolistas colombianos.

Sí, por momentos parecen demasiado “convencidos” de su talento, pero en realidad lo que tienen es hambre de gloria, de conseguir títulos, de demostrar que pueden llegar lejos y, sobre todo, de que nunca los miren por debajo del hombro por el hecho de ser de nuestro país.

¿Por qué son diferentes?

Noviembre de 2023. En la sala contigua a los camerinos del estadio Metropolitano de Barranquilla, donde se hace la zona mixta después de los partidos de Colombia, Richard Ríos habla con la prensa. La Selección acaba de perder, de local, contra Ecuador.

El antioqueño no tuvo un buen partido. Le preguntan por los errores. Antes de responder, contrapregunta: “¿por qué me hablas de eso enfatizándote solo en mí?”. Después es autocrítico. Reconoce que se equivocó en varias jugadas, pero agrega que seguirá trabajando duro para las próximas convocatorias.

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Un par de minutos después, algunos metros más adelante, Jhon Jáder Durán tiene un “encontrón” con un reportero que le pregunta por lo que le faltó a la Selección. Le contrapregunta que cuáles vio y luego le dice que desde afuera se ven los espacios. Después se fue. No dijo más.

El 26 de marzo pasado, en el mismo lugar, después del empate a dos goles con Paraguay en el que marcó gol, sí manifestó que ese resultado era algo normal en el fútbol donde “se gana, pierde o empata”. Luego remató con un “estamos trabajando y todos queremos ganar”.

En ese mismo sentido se pronunció, en diciembre pasado, Marino Hinestroza en la zona mixta posterior a la final de la Liga, en la que Nacional venció a Tolima. Manifestó que él era un futbolista “agrandado, siempre quiero ganar. Estoy cansado de que seamos humildes y no ganemos nada. Por eso, yo siempre lo entrego todo, aliento al público y ha dado resultado”.

Después agregó que su rendimiento daba para que lo convocaran, no en el futuro, sino de inmediato, a la Selección Colombia “¿Qué más quieren?”, dijo.

Hace poco, el 2 de abril, después de que el elenco verde venció 3-0 a Nacional de Uruguay y pocos días después de regresar de la concentración con el seleccionado nacional, dijo, sin titubeo, que es el mejor jugador del fútbol profesional colombiano.

Sí, estos son ejemplos de la confianza que tienen estos jóvenes en su talento, en sus capacidades y cómo han moldeado su mente para soportar la presión e intentar ganar, como lo hace Carlos Alcaraz en el tenis, LeBron James en el baloncesto y Cristiano Ronaldo en el fútbol mundial.

“Hay cuatro elementos básicos en el rendimiento deportivo del futbolista en el aspecto psíquico: la motivación, la confianza, la concentración y el control de las presiones internas y externas. Por eso, el entrenamiento mental es fundamental para que obtengan logros, lleguen lejos. Estos jugadores son reflejo de mentalidad de crecimiento, donde a sus condiciones naturales le agregan disciplina, esfuerzo y estilo de vida idóneo para mejorar”, analizó el psicólogo deportivo Luis Alfonso Sosa.

¿Deportista integrales?

Durán, Hinestroza y Ríos crecieron en la época en la que los futbolistas dejaron de ser hombres rudimentarios, talentosos, pero sin muchos cuidados fuera de la cancha –como sucedió con Ronaldinho, por ejemplo–, y pasaron a ser deportistas integrales, que viven para ser los mejores en su profesión.

Cristiano Ronaldo, hoy con 40 años y un físico de joven de 25, fue uno de sus ejemplos a seguir. Ahora, es una de las personas que aconseja a Durán, pues comparten vestuario en el Al-Nassr de Arabia.

En esa época también vieron a futbolistas de mentalidad ganadora, que muchas veces pasaron por arrogantes, como el sueco Zlatan Ibrahimovic, quien se autodenominaba como un “animal” y se retiró en 2023 cuando tenía 41 años, con una forma física impecable.

Este jugador, por lo que se sabe, era uno de los ídolos de Jhon Durán cuando estaba en el fútbol formativo. Quizás por eso, basándonos en lo que dicen los psicólogos de que los seres humanos funcionamos por imitación, es que Durán se muestra tan confiado, seguro de sí mismo, distinto al arquetipo de futbolista colombiano que conocíamos antes.

Además, tanto él como Ríos y Marino Hinestroza realizan trabajos en pro de mantenerse en forma, cuando están fuera de la cancha. Se sabe que cuando Jhon Jáder está en Medellín y entrena en su casa. Richard suele compartir en sus redes sociales videos en centros de recuperación y gimnasios. Además, en Brasil es casi costumbre pasar unas horas antes y después de las prácticas con los equipos en el centro de acondicionamiento.

Marino no comparte mucho de lo que hace fuera de las canchas, pero se sabe que es disciplinado en los entrenamientos y, en cada uno, entrega todo. También –aunque confesó que suele comer salchipapas–, se cuida. Su nivel físico es una muestra de eso. También la lectura de juego que ha mejorado y eso, hasta el momento, ha sido un puente para que tengan éxito.

“No se puede llegar lejos sin una mentalidad fuerte, porque la fortaleza mental está asociada al éxito deportivo, así el deportista no alcance a dimensionar el impacto de su mentalidad en el rendimiento. El cuerpo no se manda solo, sino que reacciona a las instrucciones de la mente; si las expectativas de éxito son altas, la evidencia demuestra que el rendimiento también y, en consecuencia, los resultados”, aseguró Jonathan Bustamante, experto en coaching deportivo.

La integralidad de este nuevo prototipo de futbolista colombiano, no se puede entender sin decir que los tres se fueron, siendo muy jóvenes, al extranjero. Marino y Ríos se fueron para Brasil cuando tenían 18 años. Allá se terminaron de formar y crecieron. A la misma edad, Durán recaló en Estados Unidos. En esos países hay exigencias distintas para los futbolistas.

Además, comparten con estrellas que están cerca del retiro y otras que emergen, forjan su camino. Eso exige que, por un lado, los colombianos entreguen todo para mejorar, brillar. De otra parte, forja su carácter. Quizás ser rebeldes, irreverentes.

Richard pelea, pero pide perdón

Los tres prospectos del “nuevo” jugador colombiano tienen algo en común: crecieron en contextos en los que hubo carencia y violencia. Eso también forjó su carácter. En el caso de Richard Ríos, quien nació y se crió en Vegachí, un pueblo del Nordeste de Antioquia donde su mayor actividad económica es la siembra y proceso de caña, no faltaron cosas en la casa, pero tampoco sobraron. El deporte siempre estuvo presente. Inició jugando fútsal y, cuando intentó meterse en el fútbol once en una escuela de Bello, Antioquia, lo rechazaron por ser delgado. Siguió en el fútbol de salón. Se destacó con Alianza Platanera.

Llegó a la Selección Colombia de ese deporte. En Brasil, donde los futbolistas son formados en esa disciplina antes de pasar al césped, sí lo valoraron. Hoy día, por su carácter fuerte, pelea en la cancha: guerrea los balones, pero también da alguna que otra patada y les reclama a sus compañeros. El 9 de abril, en el partido ante Cerro Portero por Copa Libertadores, anotó y mandó a callar a la afición de Palmeiras, su equipo, que lo había criticado. Después, con la cabeza fría, ofreció disculpas.

Marino, un guerrero de la vida

El carácter y la mentalidad fuerte de Marino Hinestroza es consecuencia de las luchas que ha ganado, gracias al fútbol, en su vida. El extremo de Nacional creció en el barrio Olaya Herrera de Cali, un entorno lleno de carencias económicas y donde la violencia es pan de cada día.

El mismo futbolista, cuyo padre estuvo en la cárcel y tiene un hermano en prisión en este momento, manifestó en una entrevista que pudo ser “el más ladrón del barrio, pero eligió el camino del fútbol”. En la escuela San Luis II, dirigida por Leonardo Molina, un guarda de tránsito de la capital del Valle del Cauca, empezó a entrenar.

En la cancha del barrio San Luisito mostró sus primeras gambetas, con las que dejaba tirados a jugadores de escuelas como las del Deportivo Cali y América. Debutó con Orsomarso. Después pasó al América. Luego se fue al Palmeiras de Brasil. De ahí migró al Pachuca mexicano. En 2024 estuvo en Columbus Crew de la MLS de Estados Unidos y llegó a Nacional, donde brilla. Además, ya consiguió, gracias a su carácter provocador, cumplir el sueño de estar en Selección.

Durán, del pueblo a millonario

Cuando llegó a Arabia Saudita, a cambio de un contrato que en 5 años le permitirá percibir 100 millones de euros, Jhon Durán aseguró que quienes lo criticaban no conocían su historia, nada de su vida. No le falta razón. Nació en Medellín, pero se crió en Zaragoza, un municipio del Bajo Cauca antioqueño de vocación minera. Su padre, Regino, se buscó la vida trabajando en minas durante muchos años. Su madre, Saturnina, fue ama de casa y tuvo trabajos ocasionales.

Hubo momentos en los que el dinero faltó en casa. Cuando vino a Medellín, la escuela de fútbol Casa Paz de Zaragoza, donde se formó, le pagó unos viáticos para mantenerlo con sus tíos. Después debutó con Envigado, se fue a Estados Unidos y llegó al Aston Villa, antes de firmar con el Al-Nassr. Superó situaciones duras y esa es su virtud. “Las experiencias de la vida dejan diferentes enseñanzas, forjan el carácter y dependiendo de cómo se asuma cada una de estas circunstancias, se logra canalizar lo vivido para lograr cosas positivas en la vida”, aseguró María Camila Acosta, psicóloga deportiva. Eso aplica en el caso de Durán.

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