En este momento, Diego Arias no está solo en el desafío de dirigir a Atlético Nacional en calidad de técnico interino tras la salida de Javier Gandolfi. A su lado se encuentra un grupo de escuderos que lo respaldan en cada decisión y que conforman un cuerpo técnico con recorrido, experiencia y una fuerte identidad con el club. Cada uno de ellos aporta un conocimiento específico, fruto de años de formación y trabajo en el fútbol, lo que convierte al equipo de apoyo en un engranaje sólido en medio de la transición.
El primero en la lista es Diego Mazo, su asistente técnico. Mazo es un hombre que literalmente ha crecido en Nacional. Llegó en enero de 2003 como practicante universitario y, gracias a la confianza de Juan Jairo Galeano, quien entonces era coordinador de la escuela, comenzó su camino como entrenador. Desde entonces, ha pasado por absolutamente todas las categorías de formación del club: dirigió la Sub-11, la Sub-12, la Sub-13, la Sub-14, la Sub-15, la Sub-16, la Juvenil, la Primera C, la Primera B y, en la actualidad, la Primera A. Un recorrido que lo hace conocedor profundo de la cantera verdolaga. Su título más reciente lo consiguió como campeón nacional con la Sub-17, confirmando su sello como formador de talentos y su capacidad para proyectar jugadores hacia la élite.
Otro hombre clave es Milton Patiño, entrenador de arqueros. Exguardameta colombiano, Patiño sabe lo que significa ser campeón con Nacional, pues en su etapa como futbolista levantó cuatro títulos: dos de Liga y dos de la Copa Merconorte. Desde 2013 cumple la función de preparar arqueros en la institución y su trabajo ha sido decisivo en la consolidación de figuras bajo los tres palos. Franco Armani, Kevin Mier y Luis Marquínez, entre otros, pasaron por sus manos y encontraron en él no solo a un entrenador, sino a un guía que entiende la exigencia de custodiar el arco verde. Su experiencia y su vínculo emocional con el club lo convierten en un referente natural del cuerpo técnico.
En la preparación física aparece Didier Aguilar, un profesional con formación académica sólida: es Tecnólogo Deportivo egresado del Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid y licenciado en Educación Física de la Universidad de Antioquia. Su recorrido lo ha llevado a trabajar en distintos niveles y contextos del fútbol colombiano. Fue preparador físico en Atlético Bucaramanga durante el Torneo de Primera A en 2008; luego, en 2009, trabajó en el Torneo Nacional Juvenil con la selección de Antioquia. También hizo parte del Depor de Aguablanca en el Torneo de Ascenso en 2010 y se vinculó al fútbol de salón en 2011 con el club Jairuby. Posteriormente, en 2011 y 2012, se encargó de la preparación física de la categoría Sub-20 del Club Ferroválvulas en Medellín. Su trayectoria evidencia un perfil versátil y detallista, con la capacidad de adaptarse a diferentes exigencias competitivas.
Por último, se encuentra Pablo Rotolo, preparador físico especializado en rendimiento. Profesor de educación física con licencia en alto rendimiento, Rotolo llegó a Nacional a finales del año pasado, de la mano de Gustavo Fermani. Acumula una experiencia de 16 años en el fútbol profesional, lo que le da una visión integral sobre la preparación física de élite. Su aporte se centra en la optimización de cada detalle del rendimiento deportivo, con un enfoque moderno y basado en la ciencia aplicada al fútbol.
Juntos, Arias y sus escuderos conforman un grupo de trabajo en el que se mezclan la experiencia, la formación académica, la historia en el club y la pasión por el fútbol. En medio de la incertidumbre que supone un interinato, la solidez de este equipo técnico representa un pilar fundamental para darle continuidad al proceso deportivo de Atlético Nacional y para sostener la confianza de un plantel que busca reencontrarse con su mejor versión.’
Más allá de los nombres y las credenciales, lo que une a este cuerpo técnico es la convicción de que Nacional debe recuperar su esencia competitiva. El interinato de Diego Arias, respaldado por la experiencia y la lealtad de sus escuderos, no solo representa un reto deportivo inmediato, sino también una oportunidad para reafirmar el valor de quienes han hecho parte del crecimiento del club desde adentro. En sus manos está la tarea de mantener viva la identidad verdolaga.