Después de una trayectoria de 18 años por el fútbol internacional, con pasos por ligas de México, Inglaterra, Turquía y Brasil, el delantero vallecaucano Hugo Rodallega regresó al fútbol colombiano no solo con el objetivo de seguir anotando goles, sino también para convertirse en un referente de experiencia y guía para las nuevas generaciones de futbolistas que sueñan con jugar en el exterior.
Acaba de cerrar como el máximo artillero de la Liga Betplay-1 con 16 goles, demostrando que su talento sigue vigente.
Rodallega se siente orgulloso de todo lo que ha logrado a lo largo de su carrera, fruto del esfuerzo propio y del respaldo incondicional de su familia. A sus 39 años, todavía sueña con jugar al menos tres temporadas más, y aunque reconoce una evolución en el fútbol colombiano desde su partida, ha sido enfático en señalar aspectos que deben mejorar, como el arbitraje y el compromiso de los directivos con la profesionalización integral del jugador. Alienta a sus colegas a mantener una conducta ejemplar dentro y fuera del campo, consciente de que el profesionalismo va más allá del talento.
La historia de Rodallega se remonta a su natal Candelaria, Valle del Cauca, de donde partió a los 13 años para unirse a las divisiones menores del Boca Juniors de Cali. Allí, en La Candela, comenzó a forjarse a punta de sacrificios: vivía lejos de su familia y su contextura física exigía tratamientos para ganar masa muscular. “Tuve que llenarme de sueros, aminoácidos para poder embarnecer”, recuerda con humor en varias entrevistas.
Fue Hernando Ángel, dueño del club, quien detectó su potencial y decidió pulirlo de cerca. Su instinto goleador se manifestó pronto en las ligas juveniles del Valle y fue consolidándose hasta que, con apenas 17 años, fue enviado a probar con Atlético Nacional. Aunque el técnico Juan José Peláez quedó encantado con él, una falta de acuerdo entre directivas impidió su fichaje. Días después, Ángel lo destinó al Deportes Quindío, donde debutó como profesional el 22 de febrero de 2004 en un partido frente al Deportivo Pasto. El resultado fue adverso, pero esa fecha marcó el inicio de una carrera brillante.
Rodallega brilló rápidamente con el equipo ‘cafetero’, marcando 13 goles en 31 partidos. Su actuación llamó la atención del técnico Eduardo Lara, quien lo convocó a la Selección Colombia Sub-20 para el Campeonato Sudamericano de 2005. Allí, Rodallega se consagró como goleador histórico del torneo con 11 goles, liderando al equipo al título de manera invicta, superando a potencias como Brasil y Argentina —esta última con Lionel Messi en sus filas— y clasificando al Mundial de la categoría en Holanda.
Tras su destacada actuación internacional, regresó al Quindío por decisión propia, como muestra de gratitud al club que le dio su primera oportunidad. Luego, eligió al Deportivo Cali —entre opciones como Nacional o Millonarios— por cercanía con su familia. Allí fue campeón y goleador del torneo colombiano, coronando un año redondo.
Sin embargo, su paso al fútbol mexicano con Rayados de Monterrey no fue fácil. Las restricciones migratorias lo obligaron a vivir solo durante seis meses, lo que afectó su estabilidad emocional y su rendimiento. Fue acogido por el panameño Felipe Baloy y su familia, quienes le brindaron apoyo emocional. Aunque pensó en regresar a Colombia, optó por mantenerse firme. Esa experiencia le enseñó la importancia de la fortaleza mental y la necesidad de contar con apoyo psicológico, algo que hoy transmite a los jóvenes futbolistas.
Después de México, su carrera lo llevó a la Premier League inglesa, el sueño que anhelaba desde niño. Desestimó una oferta del PSV Eindhoven y eligió al Wigan Athletic, atraído por el reto que representaba la liga más exigente del mundo. Se mantuvo siete temporadas en Inglaterra, una hazaña que atribuye a su preparación física y mental. Valora el profesionalismo de los clubes ingleses, donde se trabaja en conjunto para que el jugador solo se concentre en rendir dentro del campo.
El recorrido de Rodallega continuó en Turquía y Brasil, donde también dejó huella, antes de decidir volver a Colombia. En su retorno, ha mostrado liderazgo y compromiso, ejerciendo una influencia positiva dentro y fuera del vestuario, especialmente en Independiente Santa Fe, donde ahora también actúa como mentor de los más jóvenes.
Convencido de que el fútbol colombiano tiene el talento necesario para seguir exportando jugadores, Rodallega insiste en que aún hay aspectos por mejorar en infraestructura, arbitraje y formación integral. Su historia es un testimonio de resiliencia, disciplina y pasión, y se ha convertido en una voz respetada que promueve el profesionalismo como la mejor herramienta para triunfar en el deporte. Hoy, con los botines aún puestos, su mayor legado quizá no sean solo los goles, sino las enseñanzas que comparte para que otros puedan recorrer un camino más firme hacia el éxito.
16
tantos, cinco más que Dayro Moreno, le dieron el trofeo de goleador de la Liga a Rodallega.
