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Esquí, fútbol, imitar a Materazzi: la increíble historia de cómo Jannik Sinner llegó a ser el mejor tenista del mundo

El tenista italiano, campeón de Wimbledon, creció entre montañas, practicando esquí y jugando fútbol.

  • El tenista italiano Jannik Sinner, de 23 años, lleva 59 semanas en el primer puesto de la ATP. FOTO Getty
    El tenista italiano Jannik Sinner, de 23 años, lleva 59 semanas en el primer puesto de la ATP. FOTO Getty
  • Después de ser campeón de Wimbledon, Sinner se fue a descansar a su casa en Italia. FOTO captura de video
    Después de ser campeón de Wimbledon, Sinner se fue a descansar a su casa en Italia. FOTO captura de video
hace 52 minutos
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No parece, pero una semana atrás, aquel joven de cuerpo largo, escuálido, cabello naranja, algunas pecas en las mejillas rojas de quien se ha acostumbrado a la hostilidad del clima de la montaña, que ahora limpia con un trapo su carro, cual ciudadano común, tocó el cielo con las manos: se metió en el Olimpo del tenis, su deporte.

El 13 de julio de 2025, en Londres, Jannik Sinner inmortalizó su nombre en la catedral del tenis: Wimbledon. En una final emocionante venció a Carlos Alcaraz, su mayor rival, y se convirtió en el primer italiano en ganar el torneo de césped, elegancia, etiqueta y pureza por los siglos de los siglos.

Vestido de un blanco que profundizaba su palidez eterna, no se tiró al suelo después de saberse ganador, como lo han hecho todos siempre, de la manera en que lo hizo Roger Federer, su ídolo de infancia, quien levantó el trofeo ocho veces, la última en 2017.

Por el contrario, se mostró frío. Después de saludar a su rival, se puso de cuclillas apoyándose en la raqueta como si fuera un bastón, y miró con la mirada perdida al público que lo aplaudía en la tribuna.

¿A este chico le corre hielo por las venas? ¿Ni una sonrisa, ni una lágrima va a derramar?, se preguntaron muchos, acostumbrados al show de emociones que despierta Alcaraz, carismático como pocos.

Jannik, nacido en Italia, pero con ascendencia alemana (de ahí el cabello encendido), no afloró mayor emoción. Ni siquiera cuando abrazó a Siglinde, su madre, que lo ve en la cancha disputando cualquier partido y parece cerca de un infarto. El abrazo con ella fue breve. La mujer, que trabajó como mesera en el restaurante de un hotel en las montañas del norte de Italia cuando Sinner era niño, quedó sorprendida, con media lágrima en camino.

—No quiero llorar en público, mamá —dijo el tenista.

¿Dónde creció Sinner?

Tanta frialdad sorprendió. No era común que, después de haber pasado la frustración que vivió a finales de mayo en Roland Garros, cuando perdió con el mismo rival un partido que tuvo en el bolsillo, estuviera tan tranquilo. Pero así es este joven de 23 años, número uno del ranking mundial desde el 10 de junio de 2024 (lleva 59 semanas consecutivas), que de niño pensó en todo, menos en que iba a ser tenista.

Jannik, de 1,91 metros de estatura, nació en San Candido, lugar cercano a la frontera entre Italia y Austria, rodeado por los Dolomitas, una de las cadenas montañosas de la bota itálica, el 16 de agosto de 2001 (está cerca de cumplir 24 años).

Su infancia transcurrió en medio de esas elevaciones naturales, donde casi siempre hay nieve y frío. Quizá de esa característica climática viene el carácter tranquilo, sereno, gélido que muestra todo el tiempo. Los psicólogos han dicho varias veces que el contexto influye, de manera ineludible, en cómo nos comportamos.

También influye en lo que hacemos los humanos. Por eso Sinner, cuyo padre, Hanspeter (nombre muy alemán), empezó a esquiar cuando tenía tres años en las montañas cercanas al lugar donde su progenitor, chef de profesión, cocinaba para ganarse la vida.

Sinner, confeso hincha del AC Milan de Italia, uno de los clubes tradicionales del fútbol de su país, practicó ese deporte, que en una entrevista confesó considerar demasiado extremo para su gusto y agobiante porque exigía un nivel de concentración y perfección increíble para no terminar mal, hasta que tuvo 12 años.

Ya con esa edad, siendo un adolescente, su padre le dijo que ensayara con el tenis. Jannik lo hizo, aunque soñaba con ser futbolista, quizás parecerse a Marco Materazzi, el defensa gigantón (1,93 metros) que jugó en el Inter de Milán y la Selección de Italia, su referente.

Fue a Bordighera. Allí empezó a entrenar en el Piatti Center, lugar dirigido por el entrenador Riccardo Piatti, famoso por haber trabajado con Novak Djokovic antes de que fuera una figura. Le vieron condiciones. Tenía 13 años cuando llegó. A los 16 debutó en el circuito profesional.

En 2018 ganó sus primeros torneos Challenger. En 2019 entró al top 100. Lo invitaron a la Next Gen de ese año, que se jugó en Milán. Fue campeón. Desde entonces se supo que sería, junto a Carlos Alcaraz, el heredero del gran tenis que mostraron Federer, Nadal y Djokovic.

Ahora, con 23 años, ha creado una rivalidad con Alcaraz que marcará historia. El camino recién empieza. Sin embargo, ya tiene cuatro Grand Slams. Todos los ha conseguido en el último año. El primero fue en Australia en 2024. Después ganó el US Open ese mismo año. Esta temporada se quedó con el título de Oceanía y Wimbledon.

Ya ha tocado el cielo con las manos. Sin embargo, cuando las luces se apagan, vuelve a ser un joven normal, de 23 años, que en su casa limpia su carro (un Ferrari) con un trapo mientras descansa, gana fuerzas y se prepara para volver a brillar... o intentarlo.

¿Cómo afrontó el problema de dopaje?

Jannik Sinner no solo es un joven lleno de virtudes; también ha tenido manchas en su carrera deportiva. En 2024, después de ganar el Abierto de Australia (su primer Grand Slam), el tenista dio positivo por clostebol en una prueba de dopaje que le realizaron en marzo. Esa sustancia pertenece a la familia de los corticoides y, por lo general, se encuentra en cremas cicatrizantes o en aquellas que tratan afecciones en la piel.

Sin embargo, el componente está en la lista de penalización de la Agencia Mundial Antidopaje, pues genera beneficios como el desarrollo de cantidades moderadas de músculo y puede acelerar la quema de grasa corporal. Esas son ventajas deportivas. A Sinner lo suspendieron por tres meses, después de que dio una explicación a la AMA y a una agencia externa sobre lo que había sucedido. Llegaron a la conclusión de que el uso de la sustancia no fue voluntario.

Jannik Sinner no solo es un joven lleno de virtudes; también ha tenido manchas en su carrera deportiva. En 2024, después de ganar el Abierto de Australia (su primer Grand Slam), el tenista dio positivo por clostebol en una prueba de dopaje que le realizaron en marzo. Esa sustancia pertenece a la familia de los corticoides y, por lo general, se encuentra en cremas cicatrizantes o en aquellas que tratan afecciones en la piel. Sin embargo, el componente está en la lista de penalización de la Agencia Mundial Antidopaje, pues genera beneficios como el desarrollo de cantidades moderadas de músculo y puede acelerar la quema de grasa corporal. Esas son ventajas deportivas. A Sinner lo suspendieron por tres meses, después de que dio una explicación a la AMA y a una agencia externa sobre lo que había sucedido. Llegaron a la conclusión de que el uso de la sustancia no fue voluntario.

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