Cuando prometió que armaría el mejor equipo del mundo, los futboleros pensaron que estaba loco. ¿Cómo lo haría si se quedaba sin la estrella del PSG, la piedra angular del proyecto deportivo que construyeron los qataríes? Pero Luis Enrique Martínez sabía lo que decía.
Sin Kylian Mbappé en la plantilla del cuadro parisino, el entrenador español tenía la posibilidad de controlar todas las acciones del juego. Él mismo lo dijo en una entrevista. Lo hizo con orgullo. “Kylian era un jugador que se movía, con libertad, por todos los frentes del campo. Eso no permitía que tuviéramos control en todos los momentos del juego”, aseguró. Además, el timonel manifestó que, con la opción de hacer todo desde cero, lograría armar el proyecto deportivo que quería, una “máquina” que fuera difícil, casi imposible, de vencer.
Al inicio hubo dudas. No tanto en el torneo local, donde el PSG domina de manera absoluta desde hace más de una década, sino a nivel internacional. En la primera fase de la Champions 2025, donde se renunció a los grupos típicos y se hizo un “todos contra todos” intenso, en el que clasificaban los ocho primeros a octavos de final y los 16 restantes se enfrentaban en uno “mata-mata”, a los franceses les costó brillar, consolidarse.
Terminaron en el puesto 15. Aunque clasificaban 24 de los 36 equipos participantes, no brillaron como se esperaba. De hecho, de los ocho encuentros disputados, ganaron cuatro, empataron uno y perdieron tres.
La explicación principal a ese problema fue la falta de eficacia para definir las opciones que generaron. El técnico español lo dijo en las ruedas de prensa que ofrecía. Pero en el play-off a octavos de final anotaron diez goles en dos encuentros ante el Stade Brestois francés.
En la ida ganaron 0-3. En la vuelta se impusieron 7-0. Después empezó una serie de duelos en los que Luis Enrique mostró su habilidad táctica. En octavos de final eliminaron al Liverpool de Inglaterra. En París perdieron 0-1. Sin embargo, en suelo inglés le dieron la vuelta a la serie tras triunfar 0-1 en el tiempo reglamentario e imponerse 1-4 en penaltis.
Después, en cuartos de final, se vieron las caras con Aston Villa. En la ida ganaron 3-1 en Francia. En la vuelta perdieron 3-2 jugando en territorio inglés. Así, luchando, se metieron en semifinales del torneo de clubes más importante del mundo.
En esa instancia se enfrentaron contra el Arsenal. En Londres vencieron 0-1. En París lo hicieron por 2-1. Llegaron, contra todo pronóstico, a la final de la Champions. Era la segunda vez en su historia. Buscaban el primer título y, además, endulzar el recuerdo amargo que tenían de lo que ocurrió en 2020, cuando perdieron en el duelo por el campeonato contra Bayern.
Se pensaba que la final, contra Inter de Milán, sería pareja. Sin embargo, el elenco francés se impuso 5-0 a su par italiano en duelo que se disputó en el estadio Alianza Arena de Múnich, en Alemania. De esa manera, el PSG consiguió el objetivo con el que soñaron sus dueños desde 2011, cuando compraron el cuadro parisino: conseguir la Liga de Campeones.
El punto de quiebre a la historia
Conquistar la Champions fue el punto de quiebre para que el PSG se encaminara a hacer historia: ser el primer equipo en el fútbol que logra ganar siete títulos en una temporada. ¿Por qué? Debido a que los franceses, dominaron en el balompié local: allá ganaron la Liga, la Copa y la Copa de la Liga. Además, consiguieron la Liga de Campeones y este domingo disputarán la final del Mundial de Clubes, que se juega en Estados Unidos, contra el Chelsea de Inglaterra en el estadio MetLife de Nueva York.
Solo les quedarían en competencia la Supercopa de Europa, en la que se medirán contra el Tottenham, que fue el ganador de la Europa League, y la Supercopa de Francia.
En el encuentro dominical, programado para empezar a las 2:00 p.m. de nuestro país, los dirigidos por Luis Enrique lucharán no solo por la gloria deportiva, sino por los 40 millones de dólares que la Fifa le dará al equipo ganador.
Con eso, los parisinos acumularían un botín total de 125 millones de dólares por haber superado todas las rondas del torneo, en el que solo flaquearon cuando perdieron 1-0 contra el Botafogo de Brasil.
En los otros encuentros mostró un buen nivel. Pero en el duelo contra Real Madrid, válido por las semifinales del torneo, dio una clase magistral del fútbol que Luis Enrique Martínez le quiso implementar al equipo desde que empezó la temporada.
Hicieron presión alta durante todo el encuentro. Así, hicieron ver la brecha enorme que tienen con clubes grandes del Viejo Continente como el Real Madrid. El resultado fue impactante: 4-0 en favor de los franceses y un dominio completo en el juego.
Así, en caso de conseguir un triunfo en la final del “Mundialito”, PSG llegaría a su quinto título de la temporada. De esa manera, el entrenador español consolidaría la promesa que hizo: hacer que su PSG, sin la gran estrella que tenía, se convirtiera en un gran equipo. En este momento todos lo reconocen. El Chelsea, su rival, manifestó que los favoritos para quedarse con el título del torneo son los franceses. Pero en un fútbol tan loco, donde nada está escrito, puede haber sorpresas.
El PSG de Martínez dio la sorpresa. El DT español tuvo razón y con su campaña hace recordar las épocas de gloria y dominio de Países Bajos (Naranja Mecánica) y Ajax en la década del 70, Real Madrid (1950 y 2010) y Barcelona (2000 y principios de 2010).
¿Cómo se espera que sea la final?
El entrenador del Chelsea, Enzo Maresca, manifestó que la final del Mundial de Clubes que su equipo disputará contra el Paris Saint-Germain este domingo, a las afueras de Nueva York, será un partido de mucho fútbol ofensivo. “Nos gusta mantener el balón, por supuesto, a ellos también; a ellos les gusta presionar arriba, nosotros hacemos lo mismo”, dijo el técnico italiano en una rueda de prensa en el MetLife Stadium, sede del juego por la corona. “Creo que va a ser un duelo con pocos procesos de pases, porque a ambos nos gusta presionar. Tengo la sensación de que va a ser un partido de atacar, atacar y atacar”, agregó.
Maresca, de 45 años, buscará su segundo trofeo como timonel de los Blues, luego de ganar en mayo la Conference League, el primer título de los londinenses desde 2021.