Hay una pregunta que surge mientras se observa a distintos deportistas salir de su zona común para enfocarse en otros retos más allá de la pasión que tienen, por la que se han dedicado años y que se convierte, por decirlo así, en su trabajo, su profesión, su principal fuente de ingresos camino a sus metas. ¿Los atletas de alto rendimiento se pueden dar el lujo de hacer “largas pausas” en su ciclo olímpico?
En la primera prueba con la que se abrió el telón del reality El Desafío del canal Caracol, Anthony Zambrano, como una exhalación, evidenció superioridad con sus pies ante el resto de competidores.
Mientras los demás hacían un gran esfuerzo corriendo para llegar a un tractocamión que luego, en equipo, debían mover ayudados con un lazo, Zambrano, con una rapidez pasmosa, llegó primero al vehículo. Más atrás, sus compañeros y resto de rivales parecían correr como en cámara lenta en comparación con él.
Y era lógico ver esa situación, pues Anthony, de 27 años de edad, es uno de los corredores más veloces del mundo.
Por lo pronto, tiene la mejor marca en la historia de Suramérica con un tiempo de 43,93 segundos lograda en las semifinales de los Juegos Olímpicos de Tokio-2021, en los que dejó huella al ganar medalla de plata en la prueba de los 400 metros planos. En los Juegos de París el año pasado, el guajiro también estuvo presente.
Además de él, en este reality, se destaca la presencia de la atleta vallecaucana Yudisa Andrea Martínez Lemos, de 18 años, y del boxeador barranquillero Alan Baleta “Potro”, de 23 de edad.
La juvenil Yudisa viene ganando preseas en el ámbito nacional e internacional en la prueba múltiple del heptatlón. “El propósito mío es llegar a los Juegos Olímpicos, pero no solo competir, sino ser campeona. También quiero ser campeona mundial”, expresó recientemente, en charla con los voceros del Ministerio del Deporte, Yudisa quien es hija de Sandra Lemos, múltiple campeona nacional de impulsión de bala, modalidad en la que ya representó al país en Mundial y Olímpicos.
“Potro”, por su parte, es pugilista profesional, compite en la división wélter (146,3 libras) y ya ha sido campeón nacional.
¿Pero su proyección así como el proceso que adelanta Anthony para retomar su nivel competitivo se podrían ver afectados al estar en dicho certamen?
Las opiniones pueden estar divididas. Algunos expresan que en una competición como esta, en la que los retos, por espacio de unos tres meses, son frecuentes, los deportistas pueden mantener su espíritu competitivo, mucho más por la jugosa premiación que hay en disputa, 1.200 millones de pesos para el campeón. Sin embargo, otros aseguran que debido a la dureza de pruebas a las que no están acostumbrados, el gasto de energía, la falta de sueño y no tener la alimentación balanceada les puede pasar factura.
Para Raúl Díaz, técnico del área de velocidad de la Liga de Atletismo de Antioquia, que un deportista de élite haga parte de un programa de esos puede ser beneficioso. Asegura que su presencia allí es planificada con sus entrenadores.
“Zambrano este año decidió no competir. Es un año sabático, tal vez fue por eso que decidió estar allí, pero no hay nada de malo en tomarse esas pausas”, explicó, al recordar que el velocista venía recuperándose de una lesión, y su presencia en el Desafío, debido a la fortaleza que exhibe, da cuenta de que va bien en su recuperación.
El experto reconoció que estos espacios televisivos tienen fines principalmente comerciales, pero también pueden representar una oportunidad para los deportistas.
“Les abren camino a otros. Hay que verlo como algo positivo”.
Cuando se le preguntó si es adecuado que un atleta con aspiraciones olímpicas participe en este tipo de formatos, su respuesta fue clara: “Depende de cómo el entrenador y el deportista planifiquen su temporada. Lo que está saliendo al aire ya fue grabado. Eso ya pasó, no hay que ponerle tanto picante. Es más, un castigo en la competencia en la que están, ellos mismos la ven como un entrenamiento”, explica, al añadir que a nivel internacional es común ver atletas de élite involucrarse en este tipo de actividades sin que sus procesos se vean truncados.
“Todo eso hace parte del proceso. Allá entrenan, no pierden forma. Hay deportistas que hacen crossfit, calistenia, entrenamientos por intervalos... eso es parte de la preparación general”, indica Díaz, quien agrega que estas experiencias no solo pueden ser enriquecedoras a nivel físico, sino también mental y mediático para los atletas.
“Los procesos no se ven afectados si todo está planificado. Hay que verlo con perspectiva y entender que el entrenamiento moderno es más integral”.
Para Alejandra Santa María Santamaría, médica deportóloga, competir en un certamen como el Desafío puede dar un alivio emocional al deportista, pero también asegura que hay que tener precauciones y no correr riesgos si se está cerca de unos Olímpicos.
“Tener otras actividades en medio del ciclo olímpico puede dar un poco de aire a la presión mental y emocional que enfrentan los deportistas durante su preparación”, explicó la especialista, explicando que estos retos pueden representar un respiro dentro de un proceso altamente exigente.
Sin embargo, fue enfática al señalar que estas decisiones deben tomarse con mucho cuidado, especialmente dependiendo del momento del ciclo en el que se encuentre el atleta.
“Si estamos al inicio del ciclo olímpico, como ahora, no sería tan contraproducente. Aún hay tiempo para ajustar los macrociclos de entrenamiento. Pero si faltan menos para la cita olímpica, sí puede volverse problemático”, advirtió.
Además, la experta destacó que no se trata de una simple interrupción del calendario competitivo, sino de un entorno que puede alterar significativamente la rutina del deportista.
“Estos eventos no son una competencia más. Hay factores que pueden afectar el rendimiento: alimentación inadecuada, mal descanso, estrés constante... todo eso puede generar un bache en la preparación”, explicó.
No obstante, también reconoció que, en algunos casos, este tipo de experiencias pueden fortalecer aspectos clave como la fortaleza mental.
“Una persona que sale de un reality, después de haber enfrentado retos emocionales, de convivencia y presión constante, puede salir muy empoderada. Eso podría ser un beneficio”, señaló.
Transformaron el Desafío en un impulso
Hay deportistas colombianos que han demostrado que estar en un reality en plena etapa competitiva también puede ser una forma de mostrar disciplina y compromiso, pues lejos de descuidar su carrera, regresan aún más motivados y enfocados. Su paso por estos programas no ha sido un obstáculo, sino una pausa estratégica que, en muchos casos, ha precedido importantes triunfos en sus respectivas disciplinas.
Hay una pregunta que surge mientras se observa a distintos deportistas salir de su zona común para enfocarse en otros retos más allá de la pasión que tienen, por la que se han dedicado años y que se convierte, por decirlo así, en su trabajo, su profesión, su principal fuente de ingresos camino a sus metas. ¿Los atletas de alto rendimiento se pueden dar el lujo de hacer “largas pausas” en su ciclo olímpico?
En la primera prueba con la que se abrió el telón del reality El Desafío del canal Caracol, Anthony Zambrano, como una exhalación, evidenció superioridad con sus pies ante el resto de competidores.
Mientras los demás hacían un gran esfuerzo corriendo para llegar a un tractocamión que luego, en equipo, debían mover ayudados con un lazo, Zambrano, con una rapidez pasmosa, llegó primero al vehículo. Más atrás, sus compañeros y resto de rivales parecían correr como en cámara lenta en comparación con él.
Y era lógico ver esa situación, pues Anthony, de 27 años de edad, es uno de los corredores más veloces del mundo.
Por lo pronto, tiene la mejor marca en la historia de Suramérica con un tiempo de 43,93 segundos lograda en las semifinales de los Juegos Olímpicos de Tokio-2021, en los que dejó huella al ganar medalla de plata en la prueba de los 400 metros planos. En los Juegos de París el año pasado, el guajiro también estuvo presente.
Además de él, en este reality, se destaca la presencia de la atleta vallecaucana Yudisa Andrea Martínez Lemos, de 18 años, y del boxeador barranquillero Alan Baleta “Potro”, de 23 de edad.
La juvenil Yudisa viene ganando preseas en el ámbito nacional e internacional en la prueba múltiple del heptatlón. “El propósito mío es llegar a los Juegos Olímpicos, pero no solo competir, sino ser campeona. También quiero ser campeona mundial”, expresó recientemente, en charla con los voceros del Ministerio del Deporte, Yudisa quien es hija de Sandra Lemos, múltiple campeona nacional de impulsión de bala, modalidad en la que ya representó al país en Mundial y Olímpicos.
“Potro”, por su parte, es pugilista profesional, compite en la división wélter (146,3 libras) y ya ha sido campeón nacional.
¿Pero su proyección así como el proceso que adelanta Anthony para retomar su nivel competitivo se podrían ver afectados al estar en dicho certamen?
Las opiniones pueden estar divididas. Algunos expresan que en una competición como esta, en la que los retos, por espacio de unos tres meses, son frecuentes, los deportistas pueden mantener su espíritu competitivo, mucho más por la jugosa premiación que hay en disputa, 1.200 millones de pesos para el campeón. Sin embargo, otros aseguran que debido a la dureza de pruebas a las que no están acostumbrados, el gasto de energía, la falta de sueño y no tener la alimentación balanceada les puede pasar factura.
Para Raúl Díaz, técnico del área de velocidad de la Liga de Atletismo de Antioquia, que un deportista de élite haga parte de un programa de esos puede ser beneficioso. Asegura que su presencia allí es planificada con sus entrenadores.
“Zambrano este año decidió no competir. Es un año sabático, tal vez fue por eso que decidió estar allí, pero no hay nada de malo en tomarse esas pausas”, explicó, al recordar que el velocista venía recuperándose de una lesión, y su presencia en el Desafío, debido a la fortaleza que exhibe, da cuenta de que va bien en su recuperación.
El experto reconoció que estos espacios televisivos tienen fines principalmente comerciales, pero también pueden representar una oportunidad para los deportistas.
“Les abren camino a otros. Hay que verlo como algo positivo”.
Cuando se le preguntó si es adecuado que un atleta con aspiraciones olímpicas participe en este tipo de formatos, su respuesta fue clara: “Depende de cómo el entrenador y el deportista planifiquen su temporada. Lo que está saliendo al aire ya fue grabado. Eso ya pasó, no hay que ponerle tanto picante. Es más, un castigo en la competencia en la que están, ellos mismos la ven como un entrenamiento”, explica, al añadir que a nivel internacional es común ver atletas de élite involucrarse en este tipo de actividades sin que sus procesos se vean truncados.
“Todo eso hace parte del proceso. Allá entrenan, no pierden forma. Hay deportistas que hacen crossfit, calistenia, entrenamientos por intervalos... eso es parte de la preparación general”, indica Díaz, quien agrega que estas experiencias no solo pueden ser enriquecedoras a nivel físico, sino también mental y mediático para los atletas.
“Los procesos no se ven afectados si todo está planificado. Hay que verlo con perspectiva y entender que el entrenamiento moderno es más integral”.
Para Alejandra Santa María Santamaría, médica deportóloga, competir en un certamen como el Desafío puede dar un alivio emocional al deportista, pero también asegura que hay que tener precauciones y no correr riesgos si se está cerca de unos Olímpicos.
“Tener otras actividades en medio del ciclo olímpico puede dar un poco de aire a la presión mental y emocional que enfrentan los deportistas durante su preparación”, explicó la especialista, explicando que estos retos pueden representar un respiro dentro de un proceso altamente exigente.
Sin embargo, fue enfática al señalar que estas decisiones deben tomarse con mucho cuidado, especialmente dependiendo del momento del ciclo en el que se encuentre el atleta.
“Si estamos al inicio del ciclo olímpico, como ahora, no sería tan contraproducente. Aún hay tiempo para ajustar los macrociclos de entrenamiento. Pero si faltan menos para la cita olímpica, sí puede volverse problemático”, advirtió.
Además, la experta destacó que no se trata de una simple interrupción del calendario competitivo, sino de un entorno que puede alterar significativamente la rutina del deportista.
“Estos eventos no son una competencia más. Hay factores que pueden afectar el rendimiento: alimentación inadecuada, mal descanso, estrés constante... todo eso puede generar un bache en la preparación”, explicó.
No obstante, también reconoció que, en algunos casos, este tipo de experiencias pueden fortalecer aspectos clave como la fortaleza mental.
“Una persona que sale de un reality, después de haber enfrentado retos emocionales, de convivencia y presión constante, puede salir muy empoderada. Eso podría ser un beneficio”, señaló.