En su primera comparecencia, Tyler James Robinson se mostró serio y sin gestos mientras escuchaba la lectura de los cargos en contra de él.
El procedimiento, realizado de forma virtual bajo la supervisión del juez Tony Graf, se extendió por quince minutos. Vestido con un chaleco antibalas y bajo vigilancia, el joven de 22 años que únicamente habló para confirmar su nombre completo.
“Hace apenas unos minutos presentamos una notificación de intención para solicitar la pena de muerte, esto por el fiscal del condado de Utah, Jeff Gray. Así que eso debería estar en el expediente de la corte”, le mencionó el juez a Robinson sobre la pena que estaban buscando después de que asesinara al activista Charlie Kirk.
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Y es que la oficina del fiscal del condado de Utah presentó siete cargos en contra de Robinson, incluido el de homicidio agravado, obstrucción a la justicia, comisión de un delito violento en presencia de menores y manipulación de testigos. También anunció que el caso será tramitado como una “ofensa capital”, lo que permite a la corte aplicar la pena de muerte en caso de condena.
Gray explicó en una rueda de prensa que la decisión se tomó de manera independiente, basada en las pruebas y en la naturaleza del crimen; aseguró que el acusado “sabía intencionalmente que causaría la muerte de Charlie Kirk bajo circunstancias que pusieron en riesgo la vida de otras personas”.
En Utah, la aplicación de la pena capital requiere la aprobación de un jurado tras el veredicto de culpabilidad.
Los últimos detalles que no le favorecen
Según los investigadores, Robinson utilizó un rifle con mira telescópica para disparar a Kirk desde un tejado durante un evento universitario el 10 de septiembre.
Las autoridades confirmaron que en el arma recuperada se encontraron rastros de ADN del sospechoso. Gray precisó que el arma empleada en el ataque era un rifle heredado de su abuelo.
Los padres del acusado habrían comenzado a sospechar luego de ver las imágenes de búsqueda publicadas por la policía. La madre comentó la similitud con su hijo y el padre decidió confrontarlo, llegando incluso a solicitarle una foto del arma, lo que Robinson nunca envió.
Además, un compañero de vivienda entregó pruebas en las que Robinson habría expresado su intención de asesinar a Kirk. En uno de los mensajes citados por la fiscalía, escribió: “Tengo la oportunidad de eliminar a Charlie Kirk, y la voy a tomar”.
El testigo aseguró también que Robinson le confesó el crimen después del ataque, señalando que actuó motivado por su rechazo a las posturas del activista. El fiscal Gray reprodujo uno de los mensajes atribuidos al acusado: “Estaba harto de su odio. Hay odio que no puede negociarse”.
En otros intercambios de mensajes, aseguró que esperaba mantener el hecho en secreto “hasta llegar a viejo”.
Robinson se entregó a las autoridades tras 33 horas de persecución, en un proceso facilitado por su familia, que colaboró con la policía para garantizar su captura sin incidentes.
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