El Vaticano definió el miércoles 7 de mayo como el inicio del cónclave para suceder al papa Francisco. Este año serán 134 los cardenales convocados a entrar en la Capilla Sixtina para participar en la elección secreta del próximo santo padre.
De esta elección solo pueden participar los cardenales menores de 80 años al final del pontificado anterior. Este año estará ausente el cardenal Antonio Cañizares, de 79 años porque está enfermo.
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La palabra cónclave proviene del latín cum clave, que significa “con llave” o “bajo llave”. Los cardenales entran en un proceso espiritual, de oración y de silencio en el que reflexionan sobre el futuro de la iglesia católica.
Antes de ingresar a la Capilla Sixtina, los cardenales realizan un voto de secreto absoluto y se comprometen a no revelar ningún detalle del proceso, ni siquiera después de concluido el cónclave.
Durante la elección está prohibido el uso de celulares y todos los cardenales quedan incomunicados con el exterior. La intención es garantizar que la deliberación se realice en total libertad y sin ningún tipo de presión.
La jornada de votación está marcada por misas constantes, oraciones comunitarias y sesiones de votación que pueden ser replicadas hasta 4 veces por día. El papa solo resultará electo cuando obtenga la mayoría de dos tercios de los votos.
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Después de cada votación, las papeletas son quemadas en una estufa especial. Si no se alcanzó el consenso necesario, el humo que se eleva en la chimenea que da a la Plaza de San Pedro será negro: señal de que todavía no hay un sumo pontífice. En cambio, si el humo es blanco, hay señal de que fue electo un nuevo papa.
Cuando hay humo blanco, las campanas del vaticano replican. El nuevo papa es llamado a aceptar la designación y elige el nombre que usará para su pontificado. Después, se presenta ante los fieles que están en la plaza de San Pedro, sale por el balcón central de la Basílica después de que se escucha la frase: Habemus Papam.
Hasta ahora, la elección más larga se produjo en 1268 cuando se extendió hasta 1271 cuando se eligió a Gregorio X.
Desde el siglo XX, ningún cónclave ha durado más de 15 días. Desde la elección de Pablo VI en 1963 todos los cónclaves no han superado las 72 horas.