Se llama Calliandra Medellinensis, pero es más conocido por su nombre vulgar, carbonero, y ahí quien lo ve -como dicen las tías- con sus escasos seis metros de altura y una envergadura que no destacaría en otros contextos, es un ejemplar de un valor especial. Por ello, Mauricio Jaramillo, una de las personas que más conocen acerca de los árboles de Medellín, lanzó una alerta acerca de la necesidad de conservarlo y asegurarse de que no lo talen, teniendo en cuenta que está justo en el terreno donde se tiene proyectado un desarrollo inmobiliario.
Le recomendamos leer: Árboles enfermos en el Valle de Aburrá: ¿quién y cómo los atienden?
Si estuviera en un espacio público, el municipio podría declarar su valor patrimonial y a través de esa condición darle la seguridad que necesita, pero el temor es porque está en un terreno privado, donde esa figura no aplica. Este es el carbonero que está en el predio donde antes funcionaba la Compañía Colombiana de Tabaco, Coltabaco, y que, tras la venta de esta compañía productora de cigarrillos a la multinacional Philip Morris International, en 2005, ahora está destinado para construir apartamentos y locales comerciales, en lo que se ha denominado Plan Parcial Macroproyecto Río Sur, localizado más arriba de Ciudad del Río, en dirección norte-sur, por la vía Regional.
En 2019 la constructora Arquitectura y Concreto adquirió el predio con el fin de levantar allí bloques en los que combina apartamentos y locales comerciales, los cuales se venderán con la denominación de Veranova Park.
Jaramillo explica que aunque no está en condiciones de asegurar que el carbonero sea endémico de la ciudad (es decir que solo se dé acá) lo cierto es que este solo crece en sitios con condiciones particulares como el bosque húmedo premontano y en formaciones similares a las del Valle de Aburrá e inmediaciones del río Porce. “En Antioquia hay dos o tres regiones con estas características”, añade.
Y el ejemplar en mención sería el único, por sus características de edad y envergadura, pero sobre todo por la riqueza genética que presenta, de acuerdo con el experto, algo que no es del conocimiento de todo mundo. Lo que sí resalta a la vista es la belleza sin par, con sus flores rojas que salen en piñuelas con una copa verde oscuro brillante.
En el Parque Bolívar hay otros cinco o seis individuos del mismo tipo que son como los hermanitos menores del anterior porque fueron sacados como ‘hijos’ de uno que murió hace alrededor de seis años. En total, son de 20 a 30 en toda la capital antioqueña, pero más pequeños y menos gruesos. En el Jardín Botánico Joaquín Antonio Uribe existían otros pero fueron desapareciendo.
“Es chiquito, pero potente y valioso, y lo más importante que tiene ahora es el recurso genético. Es maravilloso y genial, además de muy hermoso”, recalca Jaramillo al añadir que todavía hay cierto misterio alrededor de lo que pasa dentro de este árbol, pero la hipótesis es que tiene una relación muy estrecha con ciertas aves que se ven atraídas por él así como con comunidades de organismos que habitan debajo de la tierra.
Se trata de una especie considerada no muy longeva considerando el ciclo vital de muchos árboles que pueden durar muchos siglos, pues esta puede durar entre 60 y 70 años, según Jaramillo. Pero además, la reproducción se hace a través del contenido de una vaina dentro de la cual no suele haber más de una o dos semillas que no siempre germinan. El Jardín Botánico y el Instituto Humboldt han hecho estudios para ver cómo propagarlo. Por eso la idea es preservar hasta donde más se pueda a los individuos disponibles.
De hecho, conservacionistas como Jaramillo han tratado de impulsar un proyecto de Acuerdo para que el Concejo lo declare como árbol emblemático de Medellín, teniendo en cuenta que hasta el nombre evoca a la ciudad -Calliandra Medellinensis-, aunque la propuesta todavía no ha echado raíces. Esto aunque hay quienes consideran que los árboles insignia de la ciudad son los guayacanes, que con sus flores de colores encendidos alegran los separadores de las calles y los espacios públicos de la capital antioqueña.
También le sugerimos ver: En Medellín buscan intervenir 602 árboles en riesgo antes de que se acabe marzo
Dado que la secretaría de Medio Ambiente no tiene jurisdicción en este caso, para Jaramillo, la alternativa sería que el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, como autoridad ambiental que es en los diez municipios de su jurisdicción, tenga presente a este carbonero y en caso de ser solicitada un permiso de tala, lo niegue.