x

Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

Paso a paso

Aunque todavía persiste en la cultura popular aquello del “hombre cazador”, que necesita las manos libres para usar herramientas y esgrimir armas, ya no explica nuestros orígenes bípedos.

hace 14 horas
bookmark
  • Paso a paso

Por Diego Aristizábal Múnera - desdeelcuarto@gmail.com

Acabo de leer un libro que, más que mejorarme el caminado, me ayudó a entenderlo mejor: “Paso a paso, cómo caminar erguidos nos hizo humanos”, del antropólogo Jeremy Desilva. Yo no sé si ustedes han reflexionado sobre el porqué caminamos, qué es exactamente lo que hizo posible esta magnífica invención, o, simplemente, lo dan por sentado, y ya está, caminamos porque sí, así como vivimos por vivir, hablamos por hablar y respiramos de manera inconsciente sin atisbarnos, así sea por breves momentos, todo lo que ha pasado para que seamos las máquinas perfectas que somos, porque como suele ocurrir en términos evolutivos, esta máquina humana se vive actualizando sin necesidad de un nuevo software, lo hace según las circunstancias.

“Caminar es caer hacia adelante. Cada paso que damos es una caída detenida, un desplome evitado, una catástrofe frenada. De ese modo, caminar se convierte en un acto de fe”, dice el periodista y caminante, Paul Salopek. Y me quedo pensando en eso, en el acto de fe, en la felicidad que siente un bebé, por ejemplo, cuando pone todo su esfuerzo en caminar definitivamente. ¿Han visto un rostro más feliz que el de un bebé cuando ante unos brazos abiertos, a unos cuantos metros de distancia, se lanza a dar un paso, dos, tres, y sus carcajadas aumentan cuando se aproxima al abrazo que lo espera en esa meta, que es el inicio de muchas caminadas?, ¿han visto y escuchado carcajadas más felices? Uno de los criterios que emplean los científicos para definir el momento en que un niño empieza a andar es que sea capaz de dar cinco pasos seguidos sin ayuda y sin caerse. Lo triste, es que a veces olvidemos esa dicha, no sintamos la fuerza imperante del dedo gordo que nos impulsa, que nos dice que no nos detengamos o, como decía al principio, demos por sentado, que caminamos porque sí, y ya está.

Como explica en detalle Desilva, los registros fósiles indican que nuestros antepasados empezaron a caminar sobre dos piernas mucho antes de que desarrollaran otros rasgos exclusivamente humanos, como nuestro cerebro de gran tamaño y el lenguaje. La marcha bípeda a ras de tierra inició el peculiar camino de nuestra estirpe poco después de que nuestros simiescos antepasados se separaran del linaje de los chimpancés.

Aunque todavía persiste en la cultura popular aquello del “hombre cazador”, que necesita las manos libres para usar herramientas y esgrimir armas, ya no explica nuestros orígenes bípedos, y este libro nos muestra de qué manera alcanzamos esta postura tan inestable, pero a la vez efectiva. Pasa por las aves, bípedas; cocodrilos, bípedos; canguros gigantes que no saltaban, sino que caminaban, posturas erguidas que habrían ayudado a nuestros antepasados a mantenerse más frescos en las praderas, pero hay mucho más en este libro, porque la visión del mundo depende de cómo nos desplazamos.

Quedan fósiles por encontrar y gran parte de la historia humana por escribir, pero seguimos caminando, como si esta Tierra fuera pequeña y nada ni nadie pudiera dañarnos el caminado.

Sigue leyendo

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD