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La distorsión de un premio

Las reacciones que ha generado la concesión del premio Nobel de la Paz a María Corina Machado son fiel reflejo de las sociedades disfuncionales que habitamos.

hace 3 horas
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  • La distorsión de un premio

Por Lina María Múnera G. - muneralina66@gmail.com

Las reacciones que ha generado la concesión del premio Nobel de la Paz a la venezolana María Corina Machado son fiel reflejo de las sociedades disfuncionales que habitamos. En medio de la alegría que representa para muchos ese reconocimiento a la lucha por la democracia, la decisión de los cinco miembros del jurado del Comité Noruego ha despertado celos, envidia y rabia. A tal punto, que parece que la galardonada, encartada con semejante honor, va a terminar pidiendo disculpas.

Donald Trump, que lleva años detrás de ese premio, ya había advertido que el Nobel de Paz 2025 debería ser para él y que no dárselo sería un insulto para su país. Por eso, tras conocerse el nombre de la ganadora, una de las primeras reacciones vino de La Casa Blanca. Su director de Comunicación acusó al comité de anteponer “la política a la paz”, asegurando además que “nunca habrá nadie como él (Trump) que pueda mover montañas con la pura fuerza de su voluntad”. ¡Toma ya!

Como si lo anterior fuera poco, el presidente estadounidense recurrió a su red social para enumerar, de nuevo, sus propios méritos y difundir unas declaraciones del presidente ruso, Vladímir Putin en las que este decía que ha habido Nobel para gente que “no ha hecho nada por la paz” y esto ha causado “enorme daño” al prestigio y autoridad del premio. Buena llave la que hacen este par.

Las reacciones de los líderes de la izquierda también han sido muy significativos. Desde el “sin comentarios” de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, hasta el alucinante mensaje de Petro en el que felicitaba a María Corina y a la profesora keniana Wangari Maathai, que obtuvo el Nobel en el 2004 y falleció en 2011. Pero para mensajes esperpénticos, el de Pablo Iglesias, exlíder del partido político español Podemos y personaje cuestionable donde los haya. Dedicado hoy a los medios de comunicación, tuvo a bien decir que el premio de este año es tan inmerecido que se lo podrían haber dado a Hitler a título póstumo. La comparación es tan absurda que solo sirve para reflejar la banalización del mal que prolifera en el ambiente.

Ahora bien, la reacción de María Corina también merece comentarios. Aparte de su sorpresa y su agradecimiento al recibir el premio a nombre del pueblo venezolano, desde el primer momento ha mencionado a Trump como aliado en su lucha para que vuelva la libertad y la democracia a su país. Y al ver la reacción negativa que produjo en el movimiento Maga y en La Casa Blanca, lo llamó y le dijo que aceptaba el premio en su honor porque él realmente se lo merecía. Por cierto, a Trump le pareció bonito el gesto, pero no suficiente porque no se lo cedió. A ver, uno entiende lo que se está gestando en Venezuela con la ayuda de Estados Unidos, pero tener que llegar a este nivel de peloteo es penoso.

Dejando a un lado todos estos comentarios que le restan importancia a lo que verdaderamente lo tiene, vale la pena recordar que el Comité Noruego concedió este premio porque “la democracia es prerrequisito para una paz duradera”. Y eso es lo que falta en Venezuela.

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