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Preludio Electoral

El gobierno (y en particular el M19) carece de credibilidad en lo que concierne al respeto por la ley y por el ordenamiento institucional de la nación.

hace 12 horas
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  • Preludio Electoral

Por Rodrigo Botero Montoya - opinion@elcolombiano.com.co

El año preelectoral se inicia con una proliferación de aspirantes a candidaturas y con una actitud gubernamental inusual. En lugar de promover un ambiente de imparcialidad y de ofrecerle plenas garantías a la oposición, el presidente está radicalizando su retórica, en plan de campaña proselitista; si no en búsqueda de una eventual reelección ilegal, a favor de la prolongación de su proyecto político.

La estrategia que se les recomienda a los abogados litigantes en Estados Unidos es: Si la ley favorece a su argumento, enfatice la ley; si los hechos favorecen a su argumento, enfatice los hechos; si ni la ley ni los hechos favorecen a su argumento, golpee la mesa. Es decir, cree una distracción haciendo ruido.

Esa recomendación tiene relevancia para la actualidad nacional. El gobierno (y en particular el M19) carece de credibilidad en lo que concierne al respeto por la ley y por el ordenamiento institucional de la nación. Tampoco se pueden esgrimir a su favor la capacidad de ejecución, ni logros en materia de seguridad, manejo macroeconómico, salud, energía, minería e hidrocarburos, infraestructura o política exterior. Más bien, ha estado tratando de destruir lo que funciona, hostilizando al sector empresarial, debilitando a las fuerzas armadas y provocando conflictos internacionales. Lo cual deja como agenda electoral gubernamental el escándalo, la agitación permanente, la lucha de clases, la exacerbación de diferencias regionales, étnicas y socioeconómicas, así como la búsqueda deliberada de pleitos externos.

Así se explica el intento de Gustavo Petro de imitar a su mentor Hugo Chávez, con el discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas y con su vergonzoso comportamiento posterior en una manifestación en las calles de Nueva York, en papel de agitador, no de estadista. Esta actuación irresponsable puede ser un anticipo de lo que es previsible esperar de los últimos meses de un régimen que ha puesto a prueba la tradición democrática del país y la solidez de su ordenamiento institucional.

Cuando en su Soneto con una Salvedad, el poeta Eduardo Carranza escribe: ‘y el viento de la patria en la bandera,’ la inmensa mayoría de los colombianos saben a cuál patria y a cuál bandera se refiere, con la excepción de quien añora al país del Muro de Berlín y su régimen, y de quien enarbola con orgullo la bandera ensangrentada del M19.

Quienes aspiran a dirigir el país a partir de agosto del 2026 van a requerir un diagnóstico acertado de la situación que se recibe, así como un programa realista para cambiar de rumbo. Se trata de recuperar la tranquilidad, el optimismo y la confianza y demostrar la capacidad de gobernar sin dramatismo, con firmeza.

De la credibilidad de los programas de gobierno ofrecidos, y de la madurez de la ciudadanía al elegir, va a depender que este cuatrenio pase a la historia como el recuerdo de otro experimento estatizante fracasado.

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