Un boom de descargas de la aplicación Signal se encendió en Estados Unidos luego de que estallara el escándalo de filtración de información sobre la seguridad nacional de la administración del presidente Donald Trump.
El SignalGate, como lo denominó la prensa estadounidense, salió a la luz el pasado lunes luego de que un periodista de la revista The Atlantic, de Washington, fuera incluido por error en un chat grupal de la plataforma donde se discutían planes militares confidenciales sobre ataques contra los rebeldes hutíes en Yemen.
En el chat estaban los más altos funcionarios del gobierno, incluido el propio vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance.
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Según dijo Jun Harada, portavoz de Signal, a Wired, la app experimentó su mayor crecimiento en Estados Unidos inmediatamente después de que se conociera la historia.
“En la historia de Signal, este es el momento de mayor crecimiento en Estados Unidos por un margen enorme. Es alucinante, incluso por nuestra parte”, precisó Harada a Wired.
Este pico en la compañía estadounidense solo es comparable con el que ocurrió en 2021, cuando WhatsApp cambió su política de privacidad y miles de usuarios migraron a Signal en busca de mayor protección de datos.
La razón principal del descontento era que los nuevos términos permitían a WhatsApp compartir más datos con Facebook (ahora Meta), su empresa matriz.
Por su enfoque en el cifrado de extremo a extremo, Signal se ha hecho popular entre periodistas, activistas, funcionarios gubernamentales y cualquier persona preocupada por la seguridad de sus comunicaciones.
El Pentágono había advertido sobre el uso de Signal
Aunque WhatsApp usa el mismo protocolo de cifrado que Signal, existen diferencias clave en la privacidad y la gestión de datos. WhatsApp recopila metadatos (información sobre con quién hablas, cuándo y desde dónde), mientras que Signal no almacena ningún tipo de metadatos.
Debido a su alto nivel de seguridad, Signal ha sido adoptada por diversas entidades gubernamentales en el mundo. La Comisión Europea, por ejemplo, recomendó su uso a sus funcionarios para evitar filtraciones de información.
También se sabe que fuerzas de seguridad y agentes de inteligencia la han empleado para coordinar operaciones.
Sin embargo, tras el SignalGate, se conoció que el Pentágono ya había advertido contra el uso de la app, según un correo que dio a conocer el medio estadounidense NPR. “Se ha identificado una vulnerabilidad en la aplicación Signal Messenger”, señalaba el aviso, refiriéndose a posibles “ataques de phishing”.
También se anunciaba que en la app no estaba aprobado el almacenamiento de información “no clasificada no pública”, por ejemplo, documentos internos, planes operativos o datos sensibles de seguridad.
Pero así como algunos gobiernos han adoptado Signal, otros han intentado restringir su uso. En países como China, Irán y Egipto, la aplicación está bloqueada.
¿Cómo usar Signal?
La aplicación está disponible para Android, iOS y también cuenta con una versión para computadoras de escritorio. Para comenzar a usarla, el usuario debe descargarla desde la tienda de aplicaciones correspondiente y registrarse con su número de teléfono. A diferencia de otras plataformas, Signal no pide más datos personales ni vincula la cuenta con otros servicios.
Una vez registrado, la aplicación solicita permiso para acceder a los contactos del teléfono y así identificar cuáles de ellos también usan Signal. Sin embargo, esta información no se almacena en servidores, sino que solo se consulta localmente en el dispositivo del usuario.
El funcionamiento de Signal es muy similar al de otras aplicaciones de mensajería. Permite enviar mensajes de texto, imágenes, videos, notas de voz y documentos, además de ofrecer llamadas de voz y videollamadas cifradas.
También permite la creación de grupos sin necesidad de compartir números de teléfono con otros participantes, algo que lo diferencia de WhatsApp. Su interfaz es intuitiva y no tiene publicidad ni algoritmos que monitoreen la actividad del usuario.
Uno de los aspectos más valorados de Signal es su enfoque en la seguridad. La propia empresa que desarrolla la aplicación, Signal Foundation, asegura que no tiene acceso a las conversaciones.
“No podemos leer sus mensajes ni escuchar sus llamadas, y nadie más puede hacerlo tampoco”, dice su sitio web.
Además, la aplicación ofrece funciones adicionales de privacidad, como la posibilidad de programar mensajes para que se autodestruyan después de un tiempo determinado, proteger la cuenta con un código PIN y la opción de bloquear capturas de pantalla dentro de la aplicación.
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