Cali vuelve a ser el centro de atención mundial. Después de la COP16, que marcó un antes y un después en la participación ciudadana en materia ambiental, la capital del Valle del Cauca inaugura esta semana la primera Semana de la Biodiversidad avalada por las Naciones Unidas, un evento que busca mantener viva la conversación global sobre la conservación de la naturaleza y proyectar a la ciudad como referente regional. Desde el 29 de septiembre y hasta el 5 de octubre, la Sucursal del Cielo recibe delegaciones internacionales y miles de asistentes en una agenda diversa que reúne ciencia, gobiernos, empresas, comunidades y ciudadanía.
Lea también: Defensa de la biodiversidad
Pero organizar un evento de esta magnitud desde cero ha sido un reto mayúsculo. “Lo primero fue vincular el mayor número de aliados posibles, desde organismos multilaterales hasta universidades y comunidades, para que Cali siguiera liderando después de la COP16 la conversación global sobre soluciones innovadoras a los desafíos ambientales”, explica Angélica Mayolo, coordinadora técnica de la Semana. En total, más de 350 actividades y 300 conferencistas han sido convocados para convertir a la ciudad en laboratorio vivo de innovación y diálogo.
Tres hitos ilustran el alcance de la agenda. El primero es Bioconnect, que une a más de 21 universidades nacionales e internacionales, incluido el MIT, en 120 eventos académicos entre talleres, paneles y conferencias. El segundo es el encuentro de ciudades y regiones por la biodiversidad, con la participación de representantes de diversos países que comparten experiencias sobre cómo enfrentar la crisis climática y la pérdida de recursos hídricos en territorios urbanos. Y el tercero, la Cumbre de Economías Futuras, liderada por el Banco Interamericano de Desarrollo y NaturaTech LAC, que reúne a innovadores y emprendedores verdes de 19 países para discutir cómo tecnologías como la biotecnología y la inteligencia artificial pueden ser aliadas de la biodiversidad.
La Semana abre, asimismo, una discusión crítica sobre financiamiento. María López, parte del equipo coordinador, recuerda que “estamos ante una triple crisis: climática, de pérdida de biodiversidad y de desertificación de los suelos. América Latina alberga el 40% de los ecosistemas del planeta y tiene que liderar una visión pluriétnica y multicultural en las discusiones globales, y eso requiere recursos y mecanismos innovadores”. En ese sentido, CEIBA, el encuentro de innovación e inversión, conecta a más de 150 emprendimientos de la región con fondos catalíticos, blended finance y experiencias de capital natural. El reto, agrega López, es escalar proyectos que no se queden en ideas sino que se traduzcan en impactos tangibles en conservación y restauración.
Por otro lado, la cultura y la pedagogía ocupan un lugar central. Cali se convierte en una gran aula ambiental con el circuito de biodiversidad en el Boulevard del Río, abierto y gratuito, donde emprendimientos verdes, bionegocios y colectivos locales muestran productos e innovaciones. Escuelas públicas y privadas participan en la ciudadela educativa, pensada para que niños y jóvenes se acerquen de manera lúdica a los retos ambientales. “Esta conversación no es solo de gobiernos; tiene que incluir a todos los ciudadanos, porque nuestras decisiones cotidianas sobre consumo, transporte y residuos son las que más pesan en la crisis”, afirma López.
Entérese de más: “Colombia tiene una gran responsabilidad como líder de la COP16”: Manuel Pulgar-Vidal
Uno de los legados que se proyectan es el Fondo Cali, diseñado para canalizar donaciones empresariales y multilaterales hacia la conservación de ecosistemas y el fortalecimiento de comunidades que hacen guardianía del territorio. Aunque todavía no financia directamente la Semana, el evento sirve como plataforma para socializarlo y motivar compromisos iniciales. “Queremos que Cali se consolide como epicentro de los grandes encuentros ambientales de América Latina y el Caribe y que esta plataforma se mantenga de manera permanente cada dos años”, puntualiza Mayolo.
La Semana de la Biodiversidad se vive como un espacio que combina ciencia y cultura, soluciones globales y prácticas locales, innovación tecnológica y saberes ancestrales, mientras Cali pone la biodiversidad en el centro de la conversación internacional, y al mismo tiempo, en la vida diaria de sus ciudadanos, que estos días recorren calles, escuchan conferencias, participan en talleres y se suman a una reflexión común: la naturaleza no es un lujo, es la base de la vida.