Según la Organización Mundial de la Salud, el síndrome de ovario poliquístico o androgénico afecta hasta al 13% de las mujeres en edad fértil –entre los 18 y 45 años– en el mundo. En Colombia se estima que el 8% podría padecerlo.
Le puede interesar: Envejecimiento y demencia: una alerta para el sistema de salud colombiano
Las cifras podrían ser mucho mayores, pues se calcula que hasta el 70% de las mujeres afectadas a escala mundial no están diagnosticadas.
“Esta es una enfermedad compleja, con una base genética y la influencia de factores medioambientales. Hay muchas mujeres que conviven con síntomas durante años sin un diagnóstico claro y esto es especialmente preocupante porque las consecuencias de esta enfermedad van más allá de lo estético o reproductivo”, dice la doctora Katherine Restrepo, endocrinóloga de la Asociación Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo.
La asociación ha advertido que el síndrome de ovario poliquístico se ha convertido en uno de los desórdenes endocrino-metabólicos más frecuentes y menos diagnosticados a nivel global.
Un comunicado publicado por la asociación señala que este síndrome no es solo una causa frecuente de infertilidad, sino que puede generar diversas alteraciones hormonales que ponen en riesgo la salud metabólica y cardiovascular de las pacientes. Los síntomas más habituales incluyen irregularidades menstruales, aumento de vello corporal, acné persistente, pérdida de cabello y dificultades para concebir.
Así, este síndrome puede desencadenar consecuencias significativas como obesidad abdominal, resistencia a la insulina, diabetes tipo 2, hipertensión arterial, dislipidemia y, en algunos casos, enfermedad cardiovascular precoz.
“El desafío es que no todas las pacientes presentan todos los criterios al mismo tiempo, lo que dificulta el diagnóstico temprano. Además, la morfología poliquística no siempre está presente en la ecografía, por lo que la evaluación debe ser exhaustiva y realizada por profesionales especializados”, dice la doctora Restrepo.
Para saber más: Gurudev, el maestro yogui que le enseñó a respirar a Medellín
Para mejorar esta condición existen tratamientos altamente efectivos que ayudan a controlar sus manifestaciones y reducir sus riesgos a largo plazo. Se recomienda, principalmente, asumir hábitos de vida saludable, que incluyen una buena alimentación saludable —con reducción de carbohidratos simples y ultraprocesados—, ejercicio físico regular de al menos 150 minutos semanales, control del peso, descanso y manejo del estrés. El tratamiento también puede incluir anticonceptivos y otros fármacos.
“Es un tratamiento integral que debe ser personalizado, porque no hay un solo perfil de paciente con este síndrome. Algunas buscan regular su ciclo, otras buscan embarazo, y otras requieren ayuda dermatológica o metabólica. Por eso es fundamental un manejo multidisciplinario que incluya endocrinología, ginecología, nutrición, dermatología y medicina deportiva”, explica Restrepo.
Los expertos insisten en no subestimar los síntomas y consultar con un profesional médico calificado.
