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El Banco y la democracia

Son tantas las controversias y emociones despertadas por Petro que a veces perdemos de vista el aguante institucional y la firmeza admirable de quienes han resistido la intimidación del Gobierno nacional.

08 de abril de 2025
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  • El Banco y la democracia

Por Federico Hoyos Salazar - contacto@federicohoyos.com

En medio de las incesantes controversias generadas por el presidente de la República y sus ministros —que alimentan la incertidumbre sobre el futuro del país y promueven la inestabilidad—, existen razones para conservar el optimismo y valorar la robustez de la institucionalidad democrática de Colombia. Un ejemplo reciente es la decisión de la Junta Directiva del Banco de la República de mantener inalterada la tasa de interés en 9,5 %.

Más allá de las razones técnicas por las cuales cuatro de los siete miembros de la Junta votaron por no reducir la tasa de interés, lo verdaderamente significativo es la independencia con la que la mayoría de la Junta del banco central actuó, a pesar de las fuertes presiones del poder ejecutivo sobre esta institución.

El presidente Petro ha nombrado a tres de los siete codirectores de la entidad, lo que generó temores sobre una posible injerencia del Gobierno en las decisiones de la Junta, en particular ante la posibilidad de una reducción brusca y acelerada de la tasa de interés. Otras ideas del mandatario, como la de emitir moneda, requerirían la totalidad de los votos de la Junta.

Con el reciente nombramiento de los codirectores Laura Moisá y César Giraldo, sumado al voto del nuevo ministro de Hacienda, Germán Ávila, parecía que el presidente había conformado una mayoría, incluyendo a Olga Lucía Acosta, a quien ya había nombrado en 2022. Sin embargo, no fue así. El presidente y el ministro impulsaban una reducción de 50 puntos básicos, pero en votación, la Junta decidió no alterar la tasa y conservar el nivel actual.

Aunque Petro acudió al viejo y desgastado insulto de acusar a la Junta como “uribista” y de no alinearse con los intereses del “pueblo”, ésta ha mantenido un tono sobrio y ha evitado cualquier confrontación pública con el mandatario.

Petro abusa de la idea del mandato popular, pretendiendo que este solo responde a su visión de cambio, y olvida que el mayor mandato popular —el de la Constitución— establece contrapesos al Ejecutivo, como lo ha demostrado el liderazgo del banco central. Vale la pena recordarle al presidente que el único que tiene un mandato de la ciudadanía no es él, y que también el congreso, las cortes y en este caso el Banco de la República, también obedecen a mandatos populares.

Son tantas las controversias y emociones despertadas por Petro que a veces perdemos de vista el aguante institucional y la firmeza admirable de quienes han resistido la intimidación del Gobierno nacional. La buena noticia es que los mercados internacionales observan con cautela, y comprueban que, a pesar de la arremetida populista, los organismos contemplados en la Constitución han resistido y, con seguridad, resistirán hasta el final del actual gobierno. Valoremos también estos triunfos democráticos y miremos con esperanza el futuro de Colombia. Existen hechos objetivos para vislumbrar que estos momentos de inestabilidad pasarán.

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