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Por Sergio Molina - opinion@elcolombiano.com.co

Sobre candidatos locos, independientes e irresponsables

Por aquí, andamos buscando candidatos pantalonudos, que frunzan el ceño a toda hora, nos encanta la mano dura para muchas cosas, pero ¡cuidado! ¿De qué hablamos cuando invocamos presidentes con carácter?

hace 16 horas
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  • Sobre candidatos locos, independientes e irresponsables

Por Sergio Molina - opinion@elcolombiano.com.co

Los gustos del elector se deben coger con pinzas. Escucho voces clamando por un “Bukele” y recuerdo los aplausos a Rodolfo Hernández. Están encantando los desprevenidos, jóvenes o mayores- ojalá empresarios-, con testimonio de haber emprendido iniciativas de negocio y tocar guitarra. Nos viene atrayendo elegir disruptivos, sin idea de gobernar. Dice la RAE, que la locura es la privación del juicio y la razón, que incluye trastornos y disparates, delirios e imprudencias, un tema vergonzante en primera persona, pero jocoso a la hora de aupar advenedizos a embarcarse en “la vaca loca” de dirigir el país. En Ecuador, Abdalá Bucaram, gracioso bailarín en tarima, candidato y presidente fugaz por seis meses; fue derrocado por el congreso por corrupción e incapacidad mental. Su partido tenía nombre de buen marketing: ¡Fuerza Ecuador! Con la misma emotividad e intensión agitadora, Silvio Berlusconi (1936- 2023)-cuatro veces primer ministro italiano-, se apuntaló en su partido ¡Fuerza Italia! Il Cavaliere, como le llamaban, no pasó desapercibido, con un estilo muy romano, entre bacanales, lucros personales y un desbordado hedonismo. ¿Su final?, condena por fraude fiscal, prostitución de menores y vínculos mafiosos, entre otros. El partido del aludido presidente salvadoreño Nayib Bukele, “Nuevas ideas”; fue otra de esas iniciativas políticas que se volvieron marca para exacerbar emociones y hacer madrugar a votantes que no preguntan mucho, ahí el primer problema. La lista de controvertidos políticos es amplia, Chávez (Venezuela), Kuczynski (Perú), Bolsonaro (Brasil). Populistas que acudieron a la expresión Telecracia para hacerse notar en los medios de comunicación.

Por aquí, andamos buscando candidatos pantalonudos, que frunzan el ceño a toda hora, nos encanta la mano dura para muchas cosas, pero ¡cuidado! ¿De qué hablamos cuando invocamos presidentes con carácter? En psicología, el carácter es el compendio de rasgos de personalidad que definen la forma de ser de cada uno. Esto nos lleva a hablar también de la conducta, que según el manual DSM-5 (usado por profesionales de la salud mental); es “un patrón repetitivo y persistente en el individuo”. La estructura de personalidad define como piensa, siente y se comporta la persona, es decir, como que, “por sus actos, los conoceréis”.

Aunque sabemos que el desorden nacional, se enfrenta con legalidad, sensatez, eficacia, pertinencia y oportunidad, romantizamos a los delirantes como si fueran genios. Alguien en contienda electoral podrá ser muy diestro en algún menester, pero si al mismo tiempo da visos de improvisar, maltratar y arrasar la institucionalidad, no será al que haya que elogiar solo por exótico. El líder ideal no debe ser un loquito, al que hay que darle una oportunidad en el poder, a ver cómo lo hace. Criticamos la corrupción y el desgobierno mientras nos encantan los Calígula contemporáneos con excesos y absurdos, con tal de que sean “diferentes”, un trastorno de personalidad nunca será un mérito. Está en juego el futuro del país, una apuesta riesgosa, a la postre, terminamos siendo ciudadanos irresponsables, que optan por candidatos locos y simpáticos.

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