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¿Desesperado? Petro lleva 21 alocuciones este año: casi dos al mes

Han durado hasta tres horas, interrumpen la programación de los canales privados, a veces son discursos de la semana reciclados y según fuentes y expertos, son improvisadas. ¿Qué hay detrás?

  • Las cifras en Youtube de estas alocuciones son entre 50.000 y 70.000 visualizaciones, con pocos casos en que llegan superan ese rango. FOTO Presidencia
    Las cifras en Youtube de estas alocuciones son entre 50.000 y 70.000 visualizaciones, con pocos casos en que llegan superan ese rango. FOTO Presidencia
hace 10 horas
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El uso —o el abuso— de las alocuciones presidenciales en este Gobierno ha sido una constante. Pero en lo que va de este 2025 se ha exacerbado como nunca antes pues hasta el año pasado había una por mes en promedio. Este año van 21, según un conteo que hizo este diario, sin tener presente las transmisiones del Consejo de Ministros, que es otro espacio televisivo que se mantiene después aquel recordado 4 de febrero en el que el país vio en vivo en directo las peleas, grietas y líos de un gabinete en llamas.

Precisamente, la diferencia entre alocución presidencial y Consejo de Ministros planteó un debate que llegó hasta las altas cortes pues el presidente Gustavo Petro considera que “el país tiene derecho a ver lo que discute el gabinete” y, por tanto, obligar a los canales privados a transmitir ese espacio en horario prime justo cuando emiten los noticieros de la noche. En abril, el Consejo de Estado determinó que los consejos de Ministros no se pueden transmitir en canales privados igual que una alocución presidencial que, según la Ley 182 de 1995 que regula esos espacios, deben ser mensajes personales y urgentes del jefe de Estado.

Lo que ha sucedido estos meses es que aún si el Consejo de Ministros no es televisado en canales privados sino solo en públicos y redes sociales, el Gobierno se las arregla para hacer de la alocución una especie de antesala al Consejo. Por eso, lo que históricamente había sido un espacio televisivo utilizado en coyunturas especiales y de duración corta, 10 o 15 minutos, ahora puede durar hasta tres horas y su contenido es tan variado que el mandatario ataca a medios y la oposición, hace chistes, cuenta historias de su pasado, da órdenes a su gabinete, lanza amenazas y globos y, en menor medida, da un mensaje de urgencia. Incluso, se han repetido como alocuciones algunos discursos del jefe de Estado durante la semana en algún lugar de Colombia.

Según expertos, el problema ya no es en el cómo sino el para qué. Es decir, Petro repite que los medios lo censuran y por eso abusa de las alocuciones porque considera que es una disputa por la comunicación, lo que llaman “el relato”. Pero el exceso de frecuencia también podría indicar que hay desespero en el Gobierno y mucho de improvisación.

Sin estrategia

EL COLOMBIANO conversó con varias fuentes al interior de Presidencia y con expertos para entender lo que hay detrás de la “estrategia” de este Gobierno en relación al uso de las alocuciones. “Hemos ido probando. Este es un presidente que vino a proponer cambios y eso incluye la forma en la que la gente lo ve. Rompimos con la tradición del presidente ‘encorbatado’ con el mismo fondo y acá queremos comunicar otra cosa”, le dijo una funcionaria a este diario que prefiere no revelar su identidad. En efecto, este Gobierno ha usado todo tipo de escenarios para transmitir sus alocuciones, pero eso no significa necesariamente que haya una estrategia definida.

Así lo explica el profesor Mario Morales, director del Observatorio de Medios de la Universidad Javeriana: “las alocuciones de este Gobierno rompieron totalmente con lo tradicional. Tanto en la forma, es decir la producción escénica y personal del presidente, como en el timing, con una intención de quitarle solemnidad a esas alocuciones estáticas y mecanizadas. Desde el punto de vista del contenido, tradicionalmente iban montadas en la cresta de la ola de la coyuntura” dice el experto y agrega: “Lo que ha hecho este Gobierno es utilizar las alocuciones para marcar la agenda en lo nacional y lo internacional. Por eso, a veces se usan para repetir discursos, lo cual es inconveniente porque está pensado para otro escenario”.

Según registros de la página de Presidencia y sus canales digitales, este Gobierno había hecho 28 alocuciones presidenciales hasta 2024, es decir, prácticamente una por mes poco más de dos años de mandatos. Pero si este año sigue al ritmo que va, 21 hasta agosto, puede hacer en 12 meses la misma cifra.

Lo cierto es que en este Gobierno las alocuciones casi nunca están planeadas. Algunas fuentes de canales privados le dijeron a este diario que han sido varias ocasiones en las que desde la Comisión Nacional de Televisión (ANTV) y Presidencia les han avisado que se va a transmitir una alocución presidencial, pero luego se cancela o termina sucediendo días después.

Por ejemplo, sucedió esta semana, el lunes en fatídico en el que se conoció la muerte del senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, quien se aferró a la vida durante 65 días tras ser víctima un cobarde atentado. Ese día, según fuentes, estaba planeada y anunciada una alocución que finalmente no se dio. En la toma de decisiones actualmente el grupo cercano es quien intenta aconsejar al mandatario, pero él es quien decida a última hora qué se hace y cómo se hace. Alrededor están el saliente jefe de despacho presidencial, Alfredo Saade, la directora del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), Angie Rodríguez y el actual secretario de prensa —llevan ocho— Augusto Cubides.

Realmente, ellos disponen y asienten más que aconsejar o controvertir al mandatario sobre la conveniencia de esos espacios, como en su momento lo hacía la exdirectora del Dapre Laura Sarabia o el primer secretario de prensa del Gobierno, Germán Gómez.

La disputa por el relato

Este Gobierno ha repetido que el cubrimiento de los medios es injusto y sesgado. Por eso convirtieron a RTVC –que era un ejemplo regional en el manejo de sistema de medios estatales– en una caja de resonancia al servicio del Gobierno.

El presidente Petro y sus asesores cercanos sienten que tiene que “equilibrar la cancha” mediática y por eso el uso indiscriminado de las alocuciones. Sin embargo, desde 2018, la Ley 1909 por medio de la cual “se adopta el estatuto de la oposición política y algunos derechos a las organizaciones políticas independientes”, establece algunas reglas respecto a las alocuciones: “Cuando el Presidente de la República haga alocuciones oficiales en medios de comunicación que usan el espectro electromagnético, las organizaciones políticas declaradas en oposición al Gobierno nacional, tendrán en el transcurso de las siguientes cuarenta y ocho (48) horas, en los mismos medios, con igual tiempo y horario, espacios para controvertir la posición del gobierno. Esta opción tendrá un límite de tres veces al año”.

Esto último fue pensado en un contexto donde las alocuciones presidenciales tuvieran un uso limitado, pero también ha sido criticado por cada oposición de turno pues tres al año son muy pocas veces comparado con el uso que cada mandatario le ha dado.

Lo que sucedió posterior a esta ley es que el expresidente Iván Duque, por motivo de la pandemia, aumentó el uso de las alocuciones y luego creó, de la mano de su asesor Hassan Nassar, un espacio diario en el que Duque hacía las veces de presentador sobre temas relacionados de la pandemia, pero luego mutó en un programa que también hablaba de sus otras políticas.

En el caso del presidente Petro, las alocuciones se han vuelto un escenario para la experimentación. Al principio del Gobierno repitió fórmulas de sus antecesores poniendo a su gabinete ministerial a sus espaldas. Pero luego ha probado todo tipo de espacios. Para sus dos años de Gobierno hace un año, por ejemplo, hizo una alocución pregrabada en la que está en un puesto de arepas en Boyacá con una señora que, dice, votó por él y aumentó sus ventas en este Gobierno, mientras Petro le pone su mano en el hombro.

En otra ocasión, hizo una alocución con un adulto mayor para lanzar su reforma pensional. En algunas recientes aparece él y solo algunos ministros que “pasan al tablero” aunque él los interrumpa o las cifras o datos presentados estén sacados de contexto.

Las cifras en Youtube de estas alocuciones son entre 50.000 y 70.000 visualizaciones, con pocos casos en que llegan superan ese rango.

Para Andrés Ortega, profesor de ciencias políticas, “las alocuciones no han evolucionado para bien en este Gobierno (pero tampoco en el anterior). En este caso les ha permitido manejar otro tipo de discursos. En el caso de Petro el manejo de las comunicaciones muy personalista y su equipo tiene muy poco margen de maniobra. Hay cosas que se nota que son improvisadas (...) repetir discursos no tiene mucho sentido y es poco profesional. No hace parte de una estrategia coordinada”, dice Ortega a este diario.

¿Desesperado?

Faltando pocos meses para las elecciones parlamentarias en marzo y la primera vuelta presidencial en mayo del 2026, el Gobierno Petro está apostando el todo por el todo en el ocaso de su mandato. Eso significa, en el terreno de las comunicaciones, que hará lo necesario para comunicar no solo sus logros sino sobre todo sus promesas frente a lo que viene. En esas alocuciones el presidente Petro da órdenes y promete cosas como si estuviera recién llegado a la Casa de Nariño.

Para los expertos consultados eso significa que el jefe de Estado está como nunca antes en su faceta de político que compite en elecciones a pesar de que el Gobierno y su aparato burocrático y mediático estén al servicio de sus ideas. En el fondo, el presidente Petro también puede estar sintiendo desespero y si a eso se suma la soledad en la que habita puede llegar a ser peligroso.

Hace una semana, el mayor (r) William Castellanos, quien fue el jefe de seguridad de Petro por más de 10 años hasta 2022, le dijo en exclusiva a EL COLOMBIANO que “el presidente Gustavo Petro es el hombre más solo de Colombia. Y lo sigue estando”.

Aún así, le habla a millones en canales privados y públicos en sus alocuciones, en el Consejo de Ministros televisado, en su cuenta de X de más 8 millones de usuarios, en las redes sociales de decenas de entidades públicas, en su periódico gobiernista “Vida”, en sus discursos en organismos internacionales cada vez que viaja e incluso habla a través de sus funcionarios que dan a diario entrevistas a los medios.

¿Qué son las alocuciones presidenciales y cuál es su origen en Colombia?

Las alocuciones presidenciales no nacen ni se reducen al nacimiento de la televisión. En muchos países se transmitían mensajes en vivo del presidente de turno en radio anunciando algunas medidas o informando a la población sobre una noticia muy importante, como sucedió durante las guerras del siglo XX.

En Colombia, la primera alocución presidencial fue del general Gustavo Rojas Pinilla en 1954, que coincidió con la primera transmisión de la llegada de la televisión en nuestro país. La primera persona que se ve y se escucha, a blanco y negro, fue Julio E. Sánchez Vanegas, quien era el maestro de ceremonias del expresidente Rojas.

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