Semanas después de la controversia por informes periodísticos del diario sueco Expressen que pusieron al descubierto su vida de lujo en Estocolmo, este martes se conoció que la primera dama Verónica Alcocer ya retornó a Colombia.
Para el regreso de la primera dama a territorio colombiano se gestaron movimientos desde la Casa de Nariño, según fuentes. La complejidad logística tiene que ver con que Alcocer está incluida desde hace un par de meses en la temida Lista Clinton, lo que crea serios problemas en el exterior.
De hecho, hace 20 días el presidente Gustavo Petro denunció supuestas dificultades para el regreso de su esposa a Colombia. No están juntos, pero siguen casados legalmente.
“La mamá de Antonella (la hija menor del jefe de Estado) no puede llegar aquí porque no puede, a tal grado ha llegado la ignominia sobre mi gobierno”, reclamó Petro el pasado 21 de noviembre.
Finalmente, pudo regresar para pasar la época decembrina y de fin de año. Esta semana se le vio en la Casa de Nariño y habría saludado a varios de sus excolaboradores. Sin embargo, la tranquilidad sería momentánea porque expertos han señalado tendría restricciones en el sistema financiero nacional e internacional.
De viaje con el catalán
La presencia prolongada de Verónica Alcocer en Estocolmo volvió a encender el debate en Colombia sobre su estilo de vida en Europa, los círculos sociales que frecuenta y, sobre todo, la procedencia de los recursos que le permiten mantenerse en uno de los destinos más costosos del continente.
Las apariciones de Alcocer en hoteles, clubes privados y eventos exclusivos han generado un escrutinio adicional. La discusión creció aún más cuando la Fiscalía colombiana abrió una investigación preliminar por presunto lavado de activos y fraude en su contra.
El diario sueco Expressen localizó recientemente a Alcocer en el casco antiguo de Estocolmo, paseando junto al empresario colombo-catalán Manuel Grau Pujadas. A la solicitud de entrevista del medio sueco, la primera dama respondió que “no habla inglés”, mientras Grau intervino para impedir fotografías.
Grau hace parte del “combo” de catalanes, íntimos amigos de Alcocer y Petro, que se han beneficiado ya no solo de la nacionalización exprés para ser colombianos sino de contratos millonarios y poder bajo este Gobierno. Incluso, en Medellín, bajo la administración de Daniel Quintero, el catalán Grau se metió en la elección del presidente de ISA.
El episodio de la primera dama y Grau alimentó aún más el interés mediático: según el mismo periódico, Alcocer lleva semanas moviéndose entre restaurantes de Stureplan, el club privado Noppes y espacios asociados a la élite económica sueca.
Su círculo en Estocolmo incluye a empresarios como Kristofer Ruscon, fundador de la marca de champán Hatt et Söner; Sofia Strand, creadora de Pixi; y Olof Larsson, dueño de la relojería de lujo Nymans Ur.
Fotografías divulgadas por prensa europea y en redes la han mostrado interactuando con personalidades suecas como Lee Lewenhaupt, Kishti Tomita y Alexandra Pascalidou, quien relató su sorpresa al encontrarla en una fiesta veraniega.
“No tiene derecho a viáticos”
El Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre) le había confirmado a EL COLOMBIANO que Alcocer “no recibe ingresos del Estado ni maneja recursos oficiales”, porque su figura no es de “calidad de servidora pública”.
Respondieron que “las actividades referidas se enmarcan en su condición de cónyuge del Presidente y no corresponden al ejercicio de funciones públicas ni al manejo directo de recursos del Estado”.
Según la respuesta oficial, el único apoyo estatal que recibe corresponde al acompañamiento en materia de seguridad, sin que ello implique pagos o asignaciones económicas.
Curiosamente, la Presidencia también dijo que la figura de “primera dama” no constituye un cargo público, ni hace parte de la estructura orgánica del Dapre. Y que, por esto, la información solicitada sobre de dónde sale y cuánto ha sido el gasto económico de sus viajes y eventos en el exterior, no puede ser entregada.
Asimismo, el Dapre asegura que la labor de Alcocer puede circunscribirse a “tareas protocolarias, iniciativas sociales o actividades análogas, conforme a la tradición institucional”.
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