Pico y Placa Medellín
viernes
3 y 4
3 y 4
Que esta sea una provocación para que más aliados inviten al convite: para unir esfuerzos, y construirnos de nuevo como sociedad en confianza y esperanza.
Por María Luisa Zapata Trujillo - JuntasSomosMasMed@gmail.com
Esta mañana, mientras visitamos Aranjuez, sus habitantes nos compartían con orgullo, como los convites fueron parte esencial del desarrollo del barrio. Fue inevitable pensar en cómo estas prácticas, tan representativas de nuestro ADN en Medellín, multiplicaban ganas y manos cuando faltaban capacidades institucionales. Me pregunté ¿qué podemos aprender y revivir de estas dinámicas barriales para mantenernos unidos hoy cuando todo parece dividirnos?
En la recientemente publicada para Colombia, Encuesta Mundial de Valores, la cual indaga en como cambian los valores y opiniones de las personas a lo largo del tiempo, se sostiene el hecho de que cada vez confiamos menos como sociedad. ¿Será posible que los convites, como mecanismos para construir juntos con manos y voluntades, puedan ser una renovada urgencia social?
La encuesta plantea algunas cifras que vale la pena compartir en este análisis: solo el 4% de los colombianos considera que se puede confiar en los demás. El 88% confía en su familia, el 54% en personas conocidas, el 36% en personas de otra religión, el 30% en extranjeros y el 16% en recién conocidos. Concluyendo así que la gente confía en sus entornos más cercanos. Pero ¿cómo podemos integrarnos más con quienes estamos divididos y alejados como sociedad?
Quizás el individualismo y el miedo han ganado terreno, pero podemos volver al origen cultural para combatir esta desconexión. Los convites estuvieron presentes desde siempre, en los tiempos más difíciles de nuestras comunidades, cuando la presencia del Estado era débil. Fueron la manera más lógica de resolver vacíos complejos: lo que no alcanzaba el Estado se construía gracias a la esperanza y la capacidad de convocatoria de la comunidad.
¿Cómo podemos repasar esa historia para enfrentar nuestros desafíos de hoy? Los convites ya no son solo para levantar muros o casas; también nos pueden servir para derribar barreras y miedos. Los convites modernos pueden ser de ideas, de alianzas, de aprendizajes; espacios donde hay ganas de salir adelante y juntarse desde lo que cada uno puede aportar. Convoquémonos para crear soluciones a temas como el desempleo, el clima y la soledad. Existen ejercicios valiosos como la Tejeduría, que lleva ya un tiempo convocándonos a conversar.
Hoy, bajo las nuevas dinámicas de Medellín – una ciudad dinámica y habitada por muchas nacionalidades y nuevas economías – la tecnología, la colaboración y la mirada global son nuevos elementos que nos habitan, estas fuerzas pueden mezclarse con algo tan local como los convites, para seguir construyendo soluciones y sin duda, una sociedad de la cual todos nos sintamos parte activa; no olvidemos que gran parte de lo que hoy valoramos como ciudad, ha sido el resultado de lo que hemos construido juntos.
Inspirados en la filosofía de Muhammad Yunus y su “convite para la inclusión financiera” (Grameen Bank) recordemos que el progreso es también posible cuando las comunidades se organizan para suplir lo que hace falta. Que esta sea una provocación para que más aliados inviten al convite: para unir esfuerzos, y construirnos de nuevo como sociedad en confianza y esperanza. Que creemos una Medellín de la cual nos beneficiemos todos y que volver a esos orígenes sea un acto revolucionario para tejer los hilos de confianza, necesarios en nuestra sociedad.