Comienza su jornada laboral: debe llenar un montón de hojas en Excel, responder correos electrónicos, asistir a reuniones que quizá se pudieron omitir o saldar con una breve comunicación por WhatsApp... Ya parece común que se le pase todo ese lapso en cosas que no son propias al trabajo, según lo reveló un estudio de Deloitte.
El informe llamado Tendencias globales de capital humano 2025 evidenció que el 41 % del tiempo que gasta cada empleado se va en actividades innecesarias. Y esto parece paradójico, pues con los diferentes desarrollos tecnológicos que ahora están a disposición de las empresas, se creía que estos facilitarían la productividad, para que los colaboradores dedicarse estrictamente a labores que pongan a prueba la creatividad, resolución de problemas complejos e innovación.
A su vez, los creados del estudio le atribuyen estos resultados al afán que tienen las personas de todo el tiempo sentirse útiles y el concepto errado sobre la productividad. Por ende, rezagan lo más indispensable de su labor y, en consecuencia, realizan jornadas laborales interminables.
“Es probable que las organizaciones deben abordar un problema más profundo que puede estar socavando el desempeño: la sobrecarga de reuniones, los procesos obsoletos y la gran cantidad de trabajo no esencial, lo que distrae la atención e impide que las personas logren resultados que más importan”, argumenta el estudio de Deloitte.
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Tiempo en tareas innecesarias, no posibilitan fortalecer habilidades blandas
Aunque según la percepción de los encuestados en el estudio, la prioridad en su trabajo es la creatividad, pensamiento profundo y sentido crítico, lo cierto es que son las actividades que menos se realizan.
“Se trata de algo más que optimizar el rendimiento y los recursos para el trabajo actual. Es recuperar la capacidad de los trabajadores para un nuevo trabajo neto, un mayor bienestar y una mejor capacidad de respuesta a los cambios y desafíos del mercado”, mencionó el estudio.
Pese a ese análisis de los empleados, y que el 82 % lo reconoce, solo el 35 % de las empresas tiene en marcha acciones, y de ellos un 8 % ha logrado avances para revertir esta situación.
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Acciones que deben tomar las empresas
Ante los desafíos que impone la sobrecarga de tareas innecesarias, los expertos proponen que las organizaciones deben reenfocar sus prioridades y evaluar el trabajo a partir de los resultados que realmente aporta.
El rediseño del trabajo, explican, debería sustentarse en dos pilares: por un lado, la colaboración horizontal, que impulsa la contribución entre áreas desde lo funcional; y por otro, el empoderamiento vertical, que clarifica quién es responsable de qué en cada nivel de la estructura.
El estudio advierte que aplicar eficiencia a procesos mal planteados puede generar el efecto contrario al deseado: “Es fácil quedar atrapado en rutinas y tareas obsoletas. Pero, ¿y si nos detuviéramos a pensar qué es lo que realmente genera valor?”, plantearon en el informe.
Implementar espacios de holgura, tiempo y recursos destinados a lo verdaderamente importante, no es solo una forma de eliminar el ruido organizacional, una apuesta por una cultura laboral más sana, innovadora y sostenible.
